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Así será el derribo de las baterías: sopleteros y gruistas cierran la historia

El desmantelamiento tiene tres fases y el objetivo es dejar la parcela “libre de obstáculos y de instalaciones” y preparada para su urbanización

La planta de suministro de agua bruta asociada a las baterías de coque, la zona elegida para empezar con el desmantelamiento de la antigua coquería avilesina. Ricardo Solís

Lo previsto es que en poco más de un mes comience el desmantelamiento de las baterías de coque, una seña de identidad de la historia social y económica de Avilés y de Asturias, desde mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado y hasta hace cuatro días (el 31 de diciembre de 2019), cuando los malos humos de la coquería cesaron definitivamente y comenzó un nuevo proyecto vital que se ha visto interrumpido por la pandemia mundial y por el proceso legal abierto contra el exsecretario general del PSOE en Avilés, el exviceconsejero Álvaro Álvarez.

Pese a todo, el Parque Empresarial Principado de Asturias, que es una empresa que pertenece a la Sociedad Española de Participaciones Industriales Desarrollo Empresarial (Sepides) encargó la redacción de un plan de derribo de la coquería de Avilés, la “gasolinera” del proceso de fabricación de acero durante casi siete décadas. Este encargo lo hizo a otra sociedad pública: la Empresa para la Gestión de Residuos Industriales (Emgrisa).

El anteproyecto ya está listo y en él, en sus 239 páginas, se señala hasta el último detalle a desarrollar para tumbar las baterías, para limpiar el suelo y para dejar una finca lista para la segunda fase del polígono industrial de la ría. Los sopleteros y los gruistas serán los principales protagonistas del proceso de derribo, cuyo inicio está pendiente de la aprobación de la Autorización Ambiental Integrada (AAI) por parte del Principado. Este documento incluye la licencia de obras. Y, según ha sabido este periódico, su publicación es “inminente”.

Las áreas

Emgrisa ha dividido los 263.721 metros cuadrados de la parcela 25.203 –la de las baterías– en siete áreas sobre las que actuar “para dejar una parcela libre de instalaciones y libre de obstáculos, preparada para llevar a cabo las siguientes actuaciones antes de realizar la urbanización de los terrenos”. El proyecto es trabajar paso a paso y partiendo de la que incluye la depuradora y la subestación, la zona que actualmente explota Industrial Química del Nalón (IQN) con trabajadores de Daorje.

Las fases

Los redactores del anteproyecto de demolición explican que van a dividir el trabajo en tres fases. En la primera –a la que llaman 0– “se realizará la retirada de todos los materiales, maquinaria, enseres, residuos almacenados, repuestos, subproductos, chatarra...” En la segunda –que es la 1– “se realizará la limpieza y la retirada de aquellos equipos e instalaciones que suponen un gran riesgo para la salud y para el medio ambiente”. La tercera fase –la número 2– será la del “resto de las actividades de desmantelamiento y demolición de la planta”.

Tanques de alquitrán

La instalación de alquitrán está formada por 6 tanques de almacenamiento, que se encuentran vacíos, quedando únicamente el fondo del tanque con alquitrán y 2 slops que recogen las aguas del depósito de carga de camiones y del depósito de purgas. El proceso será: limpieza, recogida de residuos y cizalla.

Fábrica de benzol

Tiene cuatro tanques de almacenamiento de aceite, seis más de aceite rico y un circuito de tuberías, intercambiadores y calentadores. Todo lo vaciarán, lo limpiarán y echarán mano de la cizalla.

Red de gas coque

Se lee en el anteproyecto que la red de gas bruto se encuentra “actualmente inertizada mediante nitrógeno en alimentación continua desde la planta de Nippon Gases” (en Veriña). Y añaden: “También existe una antigua red de gas bruto, la cual ha sido desmantelada en parte quedando algunos cientos de metros en la instalación. La red se encuentra en algunas zonas muy deteriorada y, por motivos de seguridad, se propone su limpieza y desmantelamiento”. Advierten: “La retirada de la tubería de gas, en muchos de los casos, va a requerir la retirada del resto de conducciones que transcurren en el mismo rack (módulo)”.

Cintas de carbón

Explican los redactores del anteproyecto que el achatarramiento de la cinta “comenzará por el tramo más alto (zona de entrada a las torres de carbón)”. Se llevará a cabo “enganchando el tramo con las cadenas de una grúa de capacidad suficiente para soportar el peso del tramo, y cortando mediante soplete la estructura reticular que forma el conducto por los dos extremos. El primer corte se realizará desde la propia estructura de la cinta y será el corte de la estructura más cercano al apoyo intermedio (el corte más bajo). El segundo corte se realizará desde el propio edificio de las torres de carbón.

Playa de vías

Planean que un sopletero corte “los tornillos que sujetan los raíles a las traviesas y el corte de los raíles con una longitud de 12 metros”, luego una máquina los arrancará los raíles y los apilará en el suelo hasta su carga.

Gasómetros

Hablan en plural, a expensas de que el Ayuntamiento y el Estado agilicen el convenio de salvación de “al menos” uno. En todo caso, la forma de acabar con ellos la simplifican así: un corte con soplete que seccione desde el techo al suelo. Las secciones estarán sustentadas con grúa y tras el corte, se bajarán al suelo. “De esta forma, se irá achatarrando el techo y el lateral del gasómetro de forma progresiva hasta una altura de 30 metros”. A partir de ahí, con cizalla.

El gasómetro 2 y de los almacenes, pendientes de un convenio entre Avilés y el Estado

Antonio Cervera, cuando presidía la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), explicó que el plan de derribo de baterías de coque no preveía la salvación de ninguno de sus elementos industriales. Y eso no sentó bien en la ciudad. Los sindicatos reclamaron que “al menos” se salvara uno de sus dos gasómetros quedaran en pie. El Ayuntamiento de Avilés tomó nota de la petición y la propuso como tema central de un convenio entre el gobierno local y la Sepides, la inmobiliaria de la SEPI que es la propietaria de la finca de baterías (más de 263.000 metros cuadrados).

La Cámara de Comercio puso sobre la mesa también los almacenes industriales. Sin embargo, ni uno, ni otro, tienen fecha de salvación asegurada. En el anteproyecto de desmantelamiento y demolición de las baterías de coque de Avilés redactado por la Empresa para la Gestión de Residuos Industriales se lee: “No existe ningún elemento catalogado susceptible de ser afectado por el anteproyecto.

Debe tenerse en cuenta lo dictaminado por el Consejo del Patrimonio Cultural de Asturias en su sesión celebrada el día 16 de octubre de 2020 donde se desestimó la solicitud de incoación de expediente para la inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural de las instalaciones de batería de cok de la planta de Ensidesa en Avilés.

En el mismo dictamen se acuerda instar el Ayuntamiento de Avilés a que se valore la inclusión de algunos de los elementos de las baterías de hornos de cok de Ensidesa en su Catálogo Urbanístico”. Ese catálogo es de 2006 y no se incluyeron las baterías, como ordena la Ley de Patrimonio, señala el Centro de Estudios Alfoz de Gauzón.

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