El Avilés Stadium cuenta con un equipo de diversidad funcional y esta semana ha vuelto a los entrenamientos en el campo de fútbol 7 del Quirinal. Los chavales están encantados con volver a pisar el césped artificial después de más de un año sin jugar. La pandemia cambió sus planes de raíz. Formaron este área del club en los primeros compases de 2020 y a mediados de marzo del pasado año, todo se paró a cuenta de la crisis sanitaria y su confinamiento domiciliario. Los miembros del equipo lo sufrieron y solo pedían volver a vestirse de corto, con la elástica amarilla como la que entrenaron el pasado jueves.
Pelotean y se desenvuelven con la pelota a las órdenes de su entrenador, José Mosquera, y con la idea puesta en poder competir algún día en una liga adaptada. Adrián Pérez lanza un disparo a portería, marca gol y lo celebra. Está feliz. “Harían falta otros equipos para poder competir”, señala Mosquera mientras pasa la pelota a Aarón Jiménez, que también tira a puerta con fuerza y su sueño es jugar de defensa.
A su lado, están Clara León y Caroly Castillo. La primera quiere ser portera aunque, confiesa, que le chifla marcar “golazos”. Castillo, otro tanto de lo mismo, pero ocupando el puesto de delantera: “Tenía muchísimas ganas de volver a entrenar”. Marián Pérez es la madre de Clara León: “Estaban deseando empezar, y todos estaban locos por volver a jugar y es que lo necesitan para evadir su cabeza y para hacer ejercicio después de un año”.
Tiran a puerta y rompen una barrera en pro de la diversidad. Ahora les queda superar la siguiente prueba, conseguir participar en una competición con otros clubes. También esperan por el resto de compañeros del club, que algunos aún no han podido sumarse al equipo por diversas circunstancias pero mantienen las mismas ganas en marcar “golazos” que tienen sabor a inclusión.