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La costera del bonito repite récord: 350,60 euros el kilo, pero con escasez de capturas

El armador vasco Íñigo Oronoz vende en Avilés la primera tonelada, que fue adquirida, en parte, por Alimerka, y cedida a entidades benéficas

Ambiente, ayer, en la cancha de subasta. Ricardo Solís

“¡Aúpa el bonito kilómetro cero! ¡El artesanal, el de mayor calidad!”, exclamaba Íñigo Oronoz, patrón del “Gaztelugatxeko Doniene”, tras vender en Avilés los primeros 1.000 kilos de bonito del Norte de la costera más madrugadora: los barcos partieron hace 20 días rumbo a las Azores. El de Guipúzcoa se alzó con el trofeo traducido en “perras” que supone llegar a la rula de Conde de Guadalhorce con los primeros túnidos: la cadena de supermercados Alimerka compró la primera tina de bonito grande (aproximadamente 91 kilos) a 350,60 euros el kilo, y también nueve cajas de bonito mediano o recortado que sumaban unos trescientos kilos a 15,40 euros el kilo. El resto lo adquirió Carrefour.

Lo de ayer fue una fiesta, pero con menos farolillos que otros años: la escasez de capturas en los primeros compases de esta campaña deslució la primera subasta de este especie que, por el precio que alcanza, es conocida como la del “campanu” de la mar. Pese a todo, el precio de los primeros kilos se mantuvo como en 2020, que ya fue récord.

El responsable de pescaderías de Alimerka, Armando Prendes, detuvo el marcador, que se abrió con 500 euros, cuando los números llegaron a 350,60 euros. En la cancha había expectación, que fue a mayores a causa de un pequeño problema informático que obligó a reiniciar los equipos cuando todos los ojos miraban los números rojos de la pantalla.

“Ha merecido la pena, aunque esperábamos haber pescado más. El año pasado encontramos mucho pescado y este año no ha sido así: o no lo hemos sabido buscar bien o no había llegado aún”, reconoció Oronoz, quien apuntó: “De la mar nunca se pueden sacar las cuentas exactas así que bien; se ha vendido bien en Avilés y estoy contento”.

Igual de satisfecho estaba el gerente de la Nueva Rula de Avilés, Ramón Álvarez: “Ha habido menos pescado que otros años pero el precio sigue siendo de récord, el mismo que el año pasado y hay una apuesta decida por parte de Alimerka por mantener la tradición. Nosotros como lonja agradecidos tanto al armador como a las empresas comercializadoras por hacer una apuesta decidida por dignificar el sector pesquero”. Y es que el bonito en Avilés es más que un pez, es un “pescado de confianza”.

Eso es que luce una etiqueta integrada desde hace meses en la marca “Alimentos del Paraíso” que diferencia la calidad de los productos pesqueros comercializados en la rula de Avilés y marca la vinculación de la lonja pesquera al territorio del Principado de Asturias.

Íñigo Oronoz y Armando Prendes, ayer, al amanacer, con el primer bonito de la temporada en la rula de Avilés. | Ricardo Solís

Alimerka es una de esas empresas fieles a la rula local. Ayer Prendes avanzó que dada la escasez de las piezas subastadas – “No llega a pieza por tienda”, dijo– se decidió hacer una compra de unos cuatrocientos kilos de túnido para donar a organizaciones benéficas de la región.

“A la venta no vamos a sacar nada porque no podemos hacer una distinción entre unas tiendas y otras y queremos colaborar con estas organizaciones benéficas este año que la cosa está como está”, sentenció.

Como parte ya de la tradición, el patrón del “Gaztelugatxeko Doniene” y el responsable de Pescaderías del Alimerka se hicieron la foto de rigor con el primer bonito del Norte en Avilés, este año con migas solidarias. Y quedó así inaugurada una costera en la que los pescadores asturianos tienen puestas altas esperanzas: el bonito es una especie de importante valor comercial y del desarrollo de esta campaña depende, en buena medida, la economía del sector.

La previsión de Ramón Álvarez es que a finales de esta semana comience a entrar más bonito en la rula avilesina. “Parece que ya han encontrado algo más, y es posible que el jueves o el viernes empiecen a entrar barcos”, precisó. Para entonces el “campanu” de la mar ya será historia.

La celebración es este año para los del “Gaztelugatxeko Doniene”: “Hemos librado el viaje, pero no hemos hecho ninguna fortuna”. Ayer mismo ponían proa hacía las Azores.

Este año, la gran carrera por el primer bonito tuvo más participantes que nunca y, por contra, las capturas fueron menos generosas. Además de boniteros vascos y gallegos también zarparon hace quince días rumbo a aguas portuguesas cercanas a las Islas Azores los asturianos a bordo del ‘Esmeralda Tercero’ y el ‘Berriz Amatxo’, los hermanos Fidel e Iván Álvarez Garaot, de Oviñana (Cudillero).

Habitualmente los Garaot abrían la costera del bonito en Avilés y eran quienes recibían ese “trofeo” traducido en dinero por ser los primeros en desembarcar túnidos en Avilés. Este año se les resistió, pese a que partían con buenas expectativas.

“El denominado “campanu” de la mar es una tradición que lleva muchos años instaurada en la lonja pesquera de Avilés y que sirve para dignificar el sector pesquero y, especialmente, a esta pesquería que se realiza en un escenario de total incertidumbre.

Los barcos suelen estar unos 20 días en alta mar, de los que casi la mitad los emplean en ir hasta la zona de pesca y regresar y, una vez inmersos en el Atlántico, tienen que localizar los cardúmenes o bancos de pesca y obtener capturas significativas”, subrayaron desde la Nueva Rula.

Incidieron en que este pescado se captura con el arte de pesca denominado curricán o cacea, que consiste en lanzar varias líneas con un señuelo que imite a un bocarte o una sardina y llevarlas al arrastre. Está considerado el arte de pesca más selectivo que existe porque los peces se capturan uno a uno. “Así que apelamos al buen criterio de los consumidores para que prevalezca el consumo de aquellos productos pesqueros que se capturan con artes selectivas, no sólo por nuestra concienciación de sostenibilidad, sino también por la gran diferencia de calidad que existe entre un producto pescado con artes selectivas a otro capturado, por ejemplo, con artes pelágicos que lo destrozan”, recalcaron.

Con los boniteros volverá la “fiesta” a la rula avilesina en los próximos días. Para los armadores lo fundamental de esta costera es que se den buenas capturas y que vayan acompañadas de precios lo más altos posible en la lonja.

El año pasado la costera fue rica en capturas aunque se catalogó como la más corta de la historia: se clausuró por orden ministerial a mediados de agosto.

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