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“Es Avilés”, una antología para festejar

Un viaje musical por la historia del municipio sabiamente guiado por Béznar Arias y Emilio Menéndez

Apoteosis final del espectáculo "Antología de Avilés".

Cuando salí el pasado 3 de diciembre del Centro Niemeyer a eso de las diez y media de la noche pensé que había vivido un sueño. Por fin las paredes del complejo ideado por Oscar Niemeyer miraban a la ciudad donde se levantaron sus paredes curvas cara a cara. Avilés tomaba el protagonismo en el escenario por el que hemos visto pasar a Kevin Spacey, Aute, Jackson Browne, Víctor Manuel, Quique González, John Mayall, Gilberto Gil, Eric Burdon, Bob Geldof... entre otros. Y es que nunca un espectáculo de tan marcado carácter histórico y musical avilesino había sucedido entre las paredes que concibió el brasileño.

El concepto del espectáculo “Antología de Avilés” se muestra determinante desde el minuto uno, en un intercalado sucesivo de proyecciones, textos en off y actuaciones en vivo para deleite de un público que solo rompía el silencio para aplaudir de forma entregada. La puesta en escena era tan real como la vida misma de aquel Avilés de mediados del siglo pasado, pero que en muchos casos puede verse reflejada en la actual. Avilés sigue mirando al mar, y así lo reflejó el director y guionista del espectáculo, Béznar Arias. Milimétricamente, resolvió en casi dos horas el Avilés de una época soltando orgullo y sentimiento de una ciudad que ha vivido la música como un bien necesario para sobrevivir.

Las bailarinas de Teresa Tessier –recientemente más valoradas gracias al fenómeno televisivo de “Got Talent”, parece que nadie se acordó de ellas y de su directora hasta ahora– abrieron el concierto de forma bellísima, descubriendo un secreto bien guardado en la corbata del escenario, la fuente de Avilés, la de la plaza de Pedro Menéndez, que tantas noticias acapara tras la decisión municipal de buscarle otro emplazamiento. El murmullo corrió por el patio de butacas entre el asombro y la incredulidad, entre la algarabía y el avilesinismo. Si el objetivo del productor era el de no pasar inadvertido, lo consiguió en la primera escena.

Sucesivamente fueron apareciendo en escena el grupo de canto Amigos de Miranda y los Amigos de la Danza Prima de Avilés, mientras la voz en off llevaba al espectador de paseo por Rivero, Galiana y Sabugo de forma impecable, con textos de Santiago Castañón, Román Antonio Álvarez y las poesías de Juan Saldaña, José Manuel Feito, Venancio Ovies o Marian Suárez. La masa coral desplegada en escena imprimió el carácter popular de la canción avilesina, siempre con realismo y siendo fieles a la tradición, donde no faltó la ancestral danza prima, apoyados en una banda de cinco músicos que formaban un combo respetuoso sin quitarle protagonismo a las voces corales.

Aparecieron en escena Emilio Menéndez, muñidor de esta antología, y en un estado de forma envidiable, algo que ya habíamos observado en las zarzuelas del parque Ferrera que tantas miles de personas congregaron estos años atrás. Y es que Emilio es uno de esos guardianes de la tradición avilesina, como lo fueron en su momento Yuppo, Majo, Los Perlito, Cholo... y tantos otros que también recibieron su homenaje la noche del pasado viernes en el Niemeyer. Espectacular fue la aparición del monologuista Pandiella y su partener Rubén Tamargo, emulando a El Presi en “Si yo fuera picador”, emocionante momento de la obra, que el técnico de luces supo aprovechar para convertir la escena en uno de los momentos más aplaudidos de la noche. No menos aplaudidas fueron las escenas donde aparecieron la soprano Paula Lueje, con una sobriedad, calidad y aplomo sobresalientes, sola o junto al barítono Alberto Marcos, que nada tuvo que envidiar del resto de los protagonistas llevándose sonoros aplausos en cada una de sus intervenciones.

Rompía el ritmo coral, la aparición en escena del grupo de danzas y folklore “La cuesta Galiana”, formada por veteranos ilustres de “Sabugo, ¡Tente Firme!”, que con dos bailes de ritmo frenético se metieron al público en el bolsillo. Para dar paso un inconmensurable solo de José Manuel Tejedor con el famoso “Floreo de Remis”, solo al alcance de muy pocos gaiteros en el mundo. El anfiteatro del Niemeyer se venía abajo entre vítores y aplausos.

El número musical de "El maestro zapatero" MARA VILLAMUZA

Para ese momento del espectáculo yo ya tenía claro que aquello era imposible de mejorar, pero erré, y es que la puesta en escena de números como “Los indianos de Trasona”, “El maestro zapatero” y hasta Pelayo el barquillero en acción, Avilés estaba siendo recreada a la perfección, hasta que le llegó el momento de “La taberna El Adelantado”, instalada en pleno escenario, y allí, personajes avilesinos como David Borrumba, Juan El Candín, Antonio El Pandereto, Julián Bombita y el acordeonista Grattiani Rosalva nos elevaron a los altares de las canciones de chigre que en el siglo pasado hicieron de la canción avilesina y asturiana géneros admirados.

Entre tanta alegría y canciones para el desbordamiento de recuerdos y sentimientos hubo tiempo para comprobar que Avilés tiene músicos de altura como Ricardo Fuentes y Paula Prieto, piano y violín, sobresalientes al igual que el resto del plantel: Miguel Herrero, Cabin, Fran, Sergio, Antonio y Gonzalo.

La fuente de Avilés volvió a ser protagonista al final del concierto en la canción “Bendita y hermosa”, con protagonismo de Emilio Menéndez, el centro de danza Teresa Tessier, el grupo de canto “Amigos de Miranda” y “Amigos de la danza prima” en una alabanza constante de Avilés, sus gentes, sus costumbres…. Para llegar a un final apoteósico cantado al unísono, no podía faltar “Es Avilés”, himno no oficial de la Villa, por si algunos avispados aún no se han enterado, y que puso al público en pie en una despedida de las que hacen época.

En otro orden de consideraciones, he de decir que me parece vergonzante que el Ayuntamiento de Avilés haya programado para la misma hora y el mismo día un concierto de la Banda de Música de Avilés, para celebrar su 130 aniversario, y otro concierto en el pabellón del ganado, también a la misma hora. Me pregunto si esto ha sido coincidencia o mala leche. Si ha sido lo primero, los dirigentes del Niemeyer y del Ayuntamiento deberían de verse las caras de vez en cuando y arreglar su agenda, y si fue lo segundo, no encuentro otro calificativo que el de la indecencia.

Mi enhorabuena a los responsables de “Antología de Avilés” y a todos sus integrantes; como bien despidió el concierto su director y guionista Béznar Arias: “Por la música, por Avilés”. Por favor, que se repita el próximo año.

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