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La carestía de la luz rompe la serie de once récords de producción de cinc de Azsa

La compañía reprogramó paradas de mantenimiento para amortiguar el coste energético, pero aún así produjo más de medio millón de toneladas

Una puesta de sol con las chimeneas de la fábrica de Asturiana de Zinc silueteadas por la luz crepuscular.

El año en que la factura eléctrica ha obligado a las empresas a realizar un sobreesfuerzo –hasta el punto de que para compañías como Asturiana de Zinc (Azsa) ya supone el 70 por ciento de sus costes de fabricación–, el balance del ejercicio recién finalizado da signos de lo que podría ser un ligero “pinchazo” en sus cifras de producción. Si se atiende a la serie de once récords consecutivos que acumulaba la fundidora de San Juan de Nieva –año tras año, desde las 450.000 toneladas de cinc metal registradas en 2008–, este último ha habido una bajada productiva del 1,7 por ciento, una nota discordante en comparación con los últimos ejercicios de sucesivos registros encadenados al alza.

En 2020 los trabajadores de Azsa produjeron 532.235 toneladas de zinc fundido, frente a las 523.980,05 del recién finalizado 2021. Cabe señalar que estas cifras corresponden siempre a las del metal fundido, un registro “intermedio” que permite determinar la prima de producción anual que se abona a la plantilla. Así, la cifra global de cinc vendible al cierre del 2021 se reduce a 501.326,88 toneladas, 9.184 menos que en que en 2020 (510.510).

El segundo año de la pandemia ha sido también en el que se aprobó un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectará a 95 personas del total de 144 trabajadores del departamento de electrolisis (series A y B). La decisión, acordada el pasado mes de diciembre entre la empresa y la mayoría sindical, va ligada a la puesta en marcha de la nueva nave de electrólisis, la E, cuya construcción está previsto que concluya en el segundo semestre de 2022. Esa nueva nave, llamada a dar más producción de cinc con menor consumo energético y menos empleo de mano de obra, supone una inversión de cien millones de euros.

Además, para evitar que el roto en la factura eléctrica de los últimos meses sea mayor, la empresa decidió en septiembre bajar la potencia de su subestación en las horas punta, aquellas en las que el precio del megavatio-hora está más caro. La compañía decidió, asimismo, adelantar una parada de mantenimiento programada de las instalaciones con el fin de que la escalada de precios de la energía pudiera llegar a contenerse en algún momento.

En 2020 los trabajadores de Azsa produjeron 532.235 toneladas de zinc fundido, frente a las 523.980,05 del recién finalizado 2021.

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No obstante, la planta de San Juan de Nieva no ha sufrido ninguna incidencia que altere los planes de ampliación de sus instalaciones. La fundidora de cinc más importante de Europa y una de las tres más principales del mundo contará a partir del próximo año con una nueva nave que contendrá tres filas de cubas electrolíticas con capacidad cada una de ellas para 10.000 toneladas de cinc vendible y dotadas de tecnología de vanguardia.

La explicación de la larga carrera de éxitos productivos de Azsa, hasta sin obstáculos, se debe a las continuas mejoras en la productividad aplicadas por la dirección de la empresa en sus instalaciones de San Juan de Nieva. En 2008, la fábrica fundió 450.000 toneladas de cinc metal; desde ahí todo ha sido crecer. De entonces acá también cambiaron muchas cosas en la compañía: la principal, el dueño. En 2008, la planta pertenecía al grupo minero suizo Xstrata. Ahora la matriz es Glencore, que absorbió al gigante helvético convirtiéndose después en un conglomerado mastodóntico que atiende materias primas tan diversas como el petróleo, el cobre, el aluminio o el cinc.

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