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El último padrón da una tregua a la pérdida de habitantes en Avilés

La llegada de inmigrantes no basta para cerrar la brecha demográfica, avisan los sociólogos

Los expertos atribuyen la llegada de extranjeros al “efecto red”: “Son familias que vienen atraídas por las comunidades de su mismo país ya establecidas”

Los peruanos Kioma Montoya y Ricardo Segura chatean con sus familias en un telecentro.

Avilés logró el año pasado, en su lucha particular contra el invierno demográfico, una ligera recuperación de población en su padrón, con un incremento de 343 habitantes, para alcanzar 77.217. Este saldo positivo se explica por el empadronamiento de 294 personas procedentes de otros países. Sus lugares de origen fueron fundamentalmente países sudamericanos: Venezuela, Colombia y Perú. Se trata de población joven y mayoritariamente personas en edad de trabajar, entre 31 y 64 años. Los expertos alertan de que se trata de inmigrantes laborales que llegan mediante lo que se conoce como “efecto red”: familias que vienen atraídas por la comunidad de su mismo país que ya está establecida.

La población extranjera mayoritaria empadronada en Avilés procede de Rumanía, Marruecos, Colombia, Venezuela, Portugal, República Dominicana, Senegal, Perú, Cuba, Paraguay y China. Junto a los de otras nacionalidades representan algo más del 5% del total de los habitantes del municipio.

Abdul Barros y Omar Yiay, naturales de Senegal, en Avilés. Mara Villamuza

Si el análisis se realiza en función de las edades, los más pequeños, los menores de cinco años, representan el 7,2 por ciento, y de 6 a 15 años, el 6 por ciento. Aumenta en el caso de los jóvenes de 16 a 30 años, que alcanza el 10 por ciento, y los de 31 a 64 son también el 6 por ciento. La tasa de representación se desploma entre los 65 y los 74 años, al no llegar al 2 por ciento, y los mayores de 74 representan solo el 0,7 por ciento, según los datos de empadronamiento facilitados por el Ayuntamiento de Avilés.

Rodolfo Gutiérrez, doctor en Sociología y catedrático en la Universidad de Oviedo, señala que el número de personas llegadas a Avilés en 2020 es “llamativo, porque es un volumen que se aleja de lo general”.

La migración se recuperó en España en el segundo semestre de 2020 y en el primer trimestre de 2021, pero básicamente eran personas procedentes de Reino Unido, Francia y Alemania.

El caso de Avilés es distinto. “Se trata de inmigrantes laborales. Familias completas que llegan atraídas por el efecto red, porque ya hay una comunidad asentada y acceden en Avilés empleos para los que es difícil encontrar personal autóctono, como ocurre en sectores como la construcción, el transporte de reparto o la hostelería, por poner algunos ejemplos”, explica el catedrático.

“A medio plazo, los inmigrantes se adaptan a las pautas de comportamiento y la forma de vivir de la comunidad global. Es entonces cuando los índices de natalidad se acomodan al entorno"

Rodolfo Gutiérrez - Doctor en Sociología

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Además, la ciudad ofrece un enclave geográfico muy favorable, ya que “en un radio de apenas 30 kilómetros y bien comunicado, estas personas encuentran un espacio de amplia movilidad que les permite ampliar las posibilidades de encontrar un empleo”.

Esta población inmigrante es un bálsamo, pero no una solución al invierno demográfico. Pese a que son mayoritariamente personas jóvenes y en edad de trabajar, estas primeras familias que llegan suelen traer hijos y tener más una vez que se asientan en su nuevo destino. Pero Rodolfo Gutiérrez advierte: “A medio plazo se adaptan a las pautas de comportamiento y la forma de vivir de la comunidad global. Es entonces cuando los índices de natalidad se acomodan al entorno”.

Por eso, es altamente improbable que la natalidad en estas comunidades consiga acabar con la caída demográfica, para quedarse en un paliativo temporal. Es el mismo efecto que ya se está viviendo en el resto de Europa.

“Nos estamos incorporando tarde a una tendencia netamente europea: la de garantizar la estabilización demográfica a base de llegada de inmigración"

Arsenio Valbuena - Sociólogo

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El sociólogo avilesino Arsenio Valbuena señala que, si bien el incremento de personas inmigrantes a Avilés es llamativo en los últimos años, “nos estamos incorporando tarde a una tendencia netamente europea: la de garantizar la estabilización demográfica a base de llegada de inmigración. Es una tendencia en la que ahora también está Asturias”.

Añade este especialista que esta inmigración es básicamente de personas que huyen de conflictos y de la pobreza, en busca de un empleo y un futuro mejor que el que encuentran en sus países de origen. Aunque en comparación con otros destinos, “hay que tener en cuenta que se está agotando la capacidad de incorporar a personas con perfiles no cualificados. Lo que supone no solo que puedan dejar de llegar, sino que se pueden ir”.

El futuro debe pasar por la llegada al municipio de personal con cualificación media y alta, que es el que pueden atraer las multinacionales y las empresas de la comarca que se han internacionalizado. “Este proceso con el tiempo irá a más porque es la tendencia europea y las compañías necesitan hallar profesionales cualificados que aquí no encuentran, y que están relacionados con la tecnología y la digitalización hacia la que se avanza rápidamente”.

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