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Arte para combatir el abandono de Alcoa

Carlos Suárez y Juanjo Palacios plantean una lectura estética de la crisis del aluminio a través de las imágenes del poblado de Endasa y la fábrica, sin actividad, junto con el testimonio de quienes formaron parte de ese paisaje

Detalle de los accesos al poblado de Ensada, cubiertos por la maleza. | Carlos Suárez / Juanjo Palacios

“¡Disfruten de un Año Nuevo sanos y seguros!”. El mensaje, utilizado por los artistas Carlos Suárez y Juanjo Palacios en tono sarcástico, reproduce las palabras de Roy Harvey, el presidente de Alcoa, un año antes de que las fábricas de la multinacional en Avilés y la Coruña fueran vendidas al fondo suizo Parter. El camino desde entonces hasta ahora es conocido: aquella operación dio pie a Alu Ibérica, que era el nombre comercial de la unión de las dos alumineras de Alcoa Inespal, después en manos de Grupo Riesgo. Para la Nochevieja pasada el administrador concursal ya había comunicado al comité de empresa la decisión de iniciar un expediente de regulación de empleo.

Lo que queda de aquello, un espacio de imágenes y un paisaje sonoro, lo han plasmado Carlos Suárez y Juanjo Palacios en un proyecto artístico que se podrá ver en la Casa de Cultura de Avilés del 7 de abril al 15 de mayo próximos.

La instalación, comisariada por Jaime Luis Martín, y seleccionada a través del programa “Asturias Cultura en Rede” de la Consejería de Cultura, se compone de dieciséis lonas de gran formato sobre las que se han impreso fragmentos de la carta de Roy Harvey, acompañados de fotografías del poblado de Endasa, que pasó junto con la empresa a manos de Alcoa cuando esta adquirió el entramado fabril.

El entorno de las instalaciones de Alu Ibérica. | C. Suárez / J. Palacios

En el poblado deteriorado, con edificios semiderruidos, viven todavía algunas viudas y jubilados que claman contra el abandono que sufren por parte de las autoridades locales y la empresa a la que pagan el alquiler. Y son las imágenes de Carlos Suárez, las de ese espacio vacío y en proceso de deterioro , las que tratan de aglutinar los sentimientos de indignación y rabia que comparten tanto obreros como vecinos de la zona.

La pieza sonora que aporta al conjunto Juanjo Palacios se desarrolla en tres escenarios: por una lado, con los vecinos de San Balandrán; por otro, los de las manifestaciones de la plantilla, con los gritos contra el Gobierno, la Policía intentando aplacar los ánimos y el paso firme sobre el asfalto de la cólera obrera frente a “intereses especulativos” de quienes fueron enriqueciéndose “sin ética”, detallan los creadores.

El tercer escenario sonoro es el demoledor silencio de la fábrica. Y, como telón de fondo, los textos, a pequeños sorbos, de la carta de despedida del año del jefe mundial de Alcoa. “¡Disfruten de un Año Nuevo sanos y seguros!” Antes les arenga a mantener “juntos nuestros valores, que serán como aurora boreal”. La misma que decía haber visto en un viaje a Islandia junto a su esposa y sus dos hijas.

Las imágenes del poblado desvencijado de San Balandrán se acompañan de otro fragmento de la misiva de Roy Harvey en el que agradece el trabajo realizado a sus empleados “para crear unos cimientos más sólidos en Alcoa”.

Aspecto de algunos de los bloques del poblado de Endasa

Un muro tapiado en la urbanización aneja a la aluminera ilustra el párrafo en el que Harvey continúa refiriéndose al futuro, dice, en un estado de “inquietud crónica”. Una sensación que han vivido en sus propias carnes los trabajadores y los vecinos. La instalación que se verá en Avilés es el resultado de un trabajo de investigación sobre el poblado de Endasa y el conflicto de Alcoa.

Funciona, según Jaime Luis Martín, a modo de memoria, también como apunte político y abre debate sobre el presente. Al fonografista y artista sonoro Juanjo Palacios le corresponde dar voz a los trabajadores y sus familias, para integrarlos en un discurso conjunto “reivindicativo y creativo”. Ofrece también la crudeza del relato sonoro de una instalación fabril parada.

Y todo, resumido en las voces de las mujeres que vivieron al lado de la aluminera en sus tiempos de mayor actividad. Se juega con el pasado negando cualquier futuro y mostrando, al mismo tiempo, la indignación y rabia que quienes sufrieron ese declive. Es, en suma, una metáfora de las vidas de los protagonistas de la pieza sonora, hoy sin resquicio para alumbrar nuevos sueños.

Lejos de ser una investigación obrerista, la instalación se aproxima más a una investigación sociológica que revuelve el presente, nos devuelve la memoria y visibiliza la injusticia del momento actual.

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