Halloween es una celebración de ida y vuelta. Viajó de Europa a Estados Unidos y allí se reconvirtió en una fiesta «yanki» que con el paso de los años ha retornado al Viejo Continente con una fuerza inusitada, sobre todo en la última década. La tradición asturiana, heredera en parte de aquellos mitos célticos, celebra la denominada Noche o Nueche d’ánimes como simbólico paso del verano al invierno, del tiempo de las cosechas al de la oscuridad; y entre tanto, y sobrevolándolo todo, la exaltación de los muertos. La decoración de calabazas, las representaciones de la güestia o la muerte son símbolos de aquella antigua tradición del Samaín, o fin del verano celta, y también de Halloween. Lo que nada tiene que ver con lo céltico ni con la cultura tradicional asturiana es el «truco o trato» estadounidense.
Pues bien, con esos mimbres la comarca avilesina se vuelca cada año con diversas propuestas para animar el puente de Todos los Santos. Los colegios públicos abrieron la espita el pasado viernes con disfraces terroríficos y reivindicando el susto como divertimento pagano.
Es común ver, sobre todo desde hace aproximadamente una década, pequeños y no tan pequeños con sus caras maquilladas con cicatrices, disfraces de espantapájaros o espantayos, esqueletos y otros seres de series y películas de terror. Las asociaciones de familias colaboran con estas actividades en los centros. Y en el aula, depende del centro, aprovechan estas jornadas para, de manera liviana, desarrollar diversas metodologías, centradas en los juegos, para practicar por ejemplo la psicomotricidad como es el caso en el área de Infantil del colegio de Villalegre, donde también hubo el «truco o trato hallowiniano».
En el Marcelo Gago, todo el alumnado bailó una coreografía de la canción «Una de mieu», de «Xentiquina», tiempo después de haber trabajado en clase los miedos y cómo canalizarlos, entre otras cuestiones. En el colegio La Canal de Luanco, la comunidad educativa salió a la calle para hacer su particular Samaín, que es una fiesta con gran arraigo en Gozón donde hoy, precisamente, habrá un concurso de calabazas en el parque Zapardel en el que participa el tejido asociativo del concejo.
Corvera también organizó un desfile y actividades el viernes, hubo pintacaras donde primaron las arañas y las calabazas, y la diversión. Hoy está anunciada la apertura del centro cultural El Llar de Las Vegas reconvertido como una «Casa del terror»; desde las 6 de la tarde y hasta las 8, para público familiar con niños menores de 12 años; desde las 20.30 horas y hasta las 2 de la madrugada, para todo el mundo.
En el colegio de El Vallín de Piedras Blancas también hubo ambiente de Halloween para la dar la bienvenida al puente festivo. Y en el colegio de Llaranes, otro tanto de lo mismo; y así hasta sumar todos los colegios públicos de la comarca avilesina. Por ejemplo, en el instituto Isla de la Deva de Piedras Blancas celebraron la Semana del Terror. Y para ello tiraron de mitología asturiana y comarcal para referirse a la güestia, la llavandera, la guaxa y el busgosu, entre otros, y analizar «presencias amables», como Walter, el fantasma del Conservatorio de Avilés y la leyenda de la leyenda de La Casona de Arnao y la historia de la sangrienta Mari Cuchiellas.
Saliendo del aula, Miguel Busto decoró como cada año su finca en Molleda. Con luces de tipo led con tonos de varios colores, hachas, guadañas y alguna que otra tumba para celebrar su particular tributo a la fiesta de Halloween.
