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Juan García

Corriente alterna

Juan García

Ser patriota es ser valiente

Los efectos dañinos de la globalización mal entendida en el devenir de la nación

Les propongo hoy un juego –aunque ciertamente la cosa no está, ni estará para ello– en el cual y tras pormenorizar a continuación una serie de aforismos (pudiéramos llamar) que el escritor estadounidense G. Michael Hopf describe en uno de sus libros, nos de pie para llegar seguramente juntos, a la conclusión pertinente. Verán. Me explico.

En épocas o tiempos como los actuales –indudablemente difíciles– al mundo no le queda más remedio que crear mujeres y hombres fuertes para afrontar lo que venga; a sabiendas –y este sería un segundo aforismo– que con la llegada de estos hombres y mujeres, los tiempos –casi seguro– tornarían a fáciles, pero –y tercer aforismo– ¡cuidado! ya que cualquier tiempo fácil genera por su propia placidez, personas débiles. Y cuarto aforismo y último, que incluso pudiera servirnos de conclusión, aunque en este caso no lo sea ya que la conclusión que quien escribe propone, será otra. Si ahora lo que tenemos son personas débiles, volveremos a generar épocas y tiempos difíciles. La conclusión que se propone es dotarnos todos de las mayores dosis de valentía posible. Y digo todos. Gobiernos y ciudadanos unidos en defensa de nuestra soberanía como nación.

¿Habrá manera, algún día, de romper esta especie de “círculo de la vida” que tan bien nos describe el escritor estadounidense? Yo opino que sí. Solamente hace falta una cosa en el Gobierno de turno. Que esté dotado precisamente de valentía en todas sus decisiones, como antes comentaba. Y desde hace ya bastante tiempo, es precisamente de lo que adolece nuestra nación; de decisiones valientes. Son tantos y tantos los ejemplos que hoy podríamos traer aquí, que quedaríamos sin espacio para las próximas cuatro o cinco colaboraciones en este periódico.

Desde luego e indudablemente una medida contundente y aunque suene en principio a barbaridad, sería ir poquito a poco (de la misma forma que nos metieron) “desglobalizándonos” que es lo peor que pudimos haber hecho, aunque la tendencia –en su momento– fuera mundial. Pero nunca hubo control y mesura sobre la globalización en España y así nos fue y está luciendo el pelo hoy en día, al dictado de los caprichos y ocurrencias globalistas de las tres o cuatro familias más poderosas del mundo. Y lo más importante; lo verdaderamente crucial en nuestros destinos; nuestra patria, al albur de las decisiones caprichosas y egoístas de este contubernio mundial.

Cronológicamente hablando, signifiquemos una de las últimas atrocidades que por falta de valentía, los ciudadanos de bien le hemos permitido nuevamente al gobierno actual. A través y a raíz de las declaraciones del ministro del ramo, a la sazón el ínclito Garzón, y seguramente ciñéndose a esa agenda 2030 –tan malévola y globalista ella– pretendiendo cargarse la ganadería –de la clase que sea, y de manera encubierta– con supuestos perjuicios medioambientales y presunto mal trato animal en las macrogranjas, en favor de aquellas familias globalizadoras que antes mencionaba, que estarán a partir de este minuto montando ya sus fábricas de carne de laboratorio y mierdas similares, con los consiguientes efectos secundarios perniciosos para nuestra salud y para nuestras economías, por los euros que tendremos que gastarnos en botica. Y cómo no, beneficiando de paso a otros países más proclives y favorables a los dictados de la globalización. Eso desde luego, no es de ser patriota ni mucho menos .

Una decisión valiente en este momento, es destituir fulminantemente al responsable ministerial y sus apoyos, simplemente por una “cuestión patria”; es decir, por permitir una afrenta en toda regla a la nación que le paga religiosamente su inmerecida soldada. Lo demás, pamplinas y más bla, bla, bla… Si en el momento de la publicación de este escrito el ministro Garzón no forma parte ya de la historia más miserable y abyecta de España, mal asunto.

No quiero pensar ni ser agorero, pero pienso estos días que a este ritmo al que vamos no sería de extrañar que en un futuro cercano fuera más fácil en España –desde el punto de vista legal– tener y mantener una explotación de marihuana que una explotación ganadera.

Y desde luego, a los medios de comunicación en general regidos casi todos ellos, directa o indirectamente, por aquellas familias todopoderosas de rango mundial antes insinuadas, es hora de suscitarles un cierto grado de rebelión contra su propio “establishment”, e informar conveniente a la población que vive engañada con “pan y circo“ como desgraciadamente nos tienen acostumbrados.

Desde mi soledad –es como me siento– pido a nuestra Madre la Santina de Covadonga nos proteja, guíe y dote de valentía, ante toda esta jauría.

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