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Entregado al deporte rey

"Yo era muy malo jugando, así que empecé a organizar y me fue mejor", afirma Maxi González Asprón, delegado de la Federación Asturiana en Avilés

Maxi, entre los jugadores del Avilés, con el premio "Gesto blanquiazul". R. S.

"Yo era muy malo jugando, así que empecé a dedicarme a organiza y creo que me fue bien", afirma Maximino González Asprón, Maxi, delegado de la Federación Asturiana de fútbol en Avilés y comarca. Este 2016 que recién termina no fue un año fácil para él, pero a cambio, ha recibido el cariño del fútbol avilesino y regional, con premios como el especial "Tiempo de Deporte" de la Fundación Deportiva Municipal o el "Gesto Blanquiazul", que otorga la peña del Real Avilés "Lolín Lloriana". "Tengo muchos premios, pero los que más me llenan son los que te vienen de casa, de la gente con la trabajas día a día. No está bien que yo lo diga, pero percibo que la gente me tiene cariño y eso es lo más bonito", sostiene el delegado.

No es para menos. Su vida ha estado dedicada al fútbol, aunque fuera más desde la grada que en el campo, donde jugó de extremo, y su idea es no parar de trabajar. En la comarca de Avilés hay cuarenta clubes de fútbol y fútbol sala y unas 4.000 fichas, según calcula Maxi, pero además del trabajo diario que generan esos números, el delegado no se conforma: "Hay que seguir trabajando siempre. Hay que innovar, porque en Avilés hay muchísimo deporte, muchas disciplinas y todo el mundo hace un buen trabajo, así que no es tan fácil como parece atraer a los niños al fútbol", explica Maxi.

En ese sentido agradece a la Federación Asturiana el apoyo "en todas las iniciativas que pongo en marcha" y también al Ayuntamiento de Avilés: "Somos muchos deportes a repartir y hacen todo lo que pueden. Por ejemplo, arreglar la Toba 3 era algo necesario y en ello están". También destaca como uno de los logros conjuntos entre el Consistorio y él mismo, el haber conseguido que hubiera una sede de la mutualidad en Avilés: "Estuvimos doce años peleando por ella".

Si el premio "Tiempo de Deporte" fue por su aportación al fútbol base y aficionado, el de "Gesto blanquiazul" fue por su afición al Real Avilés. Es un aficionado a los equipos avilesinos en general, pero rara vez se pierde un partido del conjunto blanquiazul en el Suárez Puerta. "Yo pienso que va a ser campeón y con estos nuevos gestores se puede hacer algo bonito, aunque hay que darles un margen para que se asienten", señala el directivo en relación a la llegada de IQ Finanzas al frente del día a día del Real Avilés. "El club necesita subir de categoría, porque es bueno para el fútbol avilesino. Contar con un equipo en categorías potentes siempre ayuda al deporte base, a que los jugadores se quieran quedar en la ciudad y que las canteras sean más fuertes, algo que es imprescindible", sostiene Maxi.

Por eso, lamenta que niños muy pequeños salgan de la comarca para jugar al fútbol. "Hasta los diez años creo que lo que tienen que hacer es pasarlo bien y aprender, porque si son buenos, a partir de esa edad se van a fijar en ellos igual. Tienen que estar a gusto, con sus amigos, porque además son edades en las que pueden cambiar de gustos y si no lo disfrutan, pueden perderse talentos", añade el delegado de la Federación Asturiana.

Su trabajo en pos de fomentar el fútbol no solo ha sido desde el punto de vista federativo. Tras participar en las primeras etapas del Navarro de Valliniello, pasó a vivir en el Quirinal, donde fundó y entrenó al equipo "Los Tranquilos", más tarde denominado el Rayo Avilesino y que desapareció en 1981 integrado en el Real Avilés, además de organizar partidos en la antigua Ensidesa entre departamentos y son los propios talleres los que hacían los trofeos.

En 1987 comenzó uno de los éxitos que más le han llenado, el Trofeo de "La Amistad", un torneo aficionado en el que no existen los árbitros porque el juego limpio es lo más importante y que se celebró durante veinte ediciones. Ese año también comenzó su trabajo en el penal de Villabona, con un torneo en paralelo que se celebra cada quince días. También organizó un torneo de integración para discapacitados psíquicos durante cinco años. "No me puedo quedar con nada en concreto de lo que he organizado, porque cada cosa tiene su historia, pero estas tres cosas me llenan de orgullo", sostiene Maxi.

En 2008 sus partidos en la prisión asturiana ganan una nueva estructura formando una liga en la que participan equipos de fuera del penal, la Liga de fútbol aficionado por la inserción. "Siempre recuerdo la ocasión en la que perdí un anillo solitario de oro durante un partido en la prisión. Lo encontró uno de los presos que jugaron el encuentro y me lo devolvieron en el siguiente partido", comenta el organizador. A eso hay que añadir la organización de muchos partidos homenaje y solidarios para recaudar fondos, o la de un partido de la selección nacional de ciegos que se jugó en Los Canapés. Este es un aspecto que va con su personalidad: "Lo que yo quiero es que todo el mundo esté contento, intento hacerlo lo mejor posible".

Por eso, en este 2016 ha contado con el cariño de mucha gente. Un tumor del que fue operado le alejó unos meses de los campos de fútbol, pero enseguida que se encontró mejor volvió a ellos para seguir disfrutando de lo que más le gusta. "Pasar por algo así te cambia la vida y lo que yo he hecho es ser más optimista. Ahora doy gracias por cada día que estoy aquí y por la suerte de contar con mi hija, mi yerno y mi hermana", sentencia Maxi, que afirma que se queda con los muchos amigos que ha hecho en el fútbol a lo largo de estos años.

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