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Un nómada de los banquillos

Miguel Ángel Gorostarzu, más conocido como Goros, suma casi 40 años de entrenador, en los que ha dirigido a numerosos equipos del fútbol asturiano

Gorostarzu, junto a Maximino Martínez.

Lleva casi cuatro décadas en los banquillos, en las que ha pasado por infinidad de equipos asturianos. Casi 40 años como entrenador, aunque su vinculación con el fútbol pasa del medio siglo. Por eso, es fácil señalar que, a buen seguro, ha dejado su impronta en este deporte en el Principado. Se trata de Miguel Ángel Gorostarzu, un técnico con carácter que acaba de recibir la mención especial por el estamento de entrenadores en la pasada gala del fútbol asturiano. "No me lo esperaba, me hizo mucha ilusión cuando me llamaron para decírmelo", indicó Goros, apodo con el que se le conoce en el mundo del fútbol.

Su idilio con este deporte comenzó en el césped, cuando se calzaba las botas siendo jugador. Era extremo izquierdo, aunque con el paso de las temporadas se reconvirtió a lateral en la misma banda. Oviedo juvenil, Vetusta, Juvencia, L'Entregu y Mosconia, éstos últimos en Tercera, fueron algunos de los equipos en los que Goros militó hasta que con 28 años decidió dar el salto a los banquillos. "Empecé a trabajar, me casé y lo dejé", señala. Fue entonces cuando el entrenador ovetense comenzó su periplo por los banquillos asturianos. Un viaje que le ha llevado a recorrer varias estaciones y en diferentes categorías. La primera parada fue en el banquillo del Stadium. A partir de aquí, Goros dejó su sello y su forma de entender y ver el fútbol en el Oviedo B, Oviedo Aficionados y San Lázaro en sus primeros años como técnico. "Luego empecé a rodar por ahí", indica el entrenador de Oviedo. Y dicho y hecho, ya que el técnico inició un camino que le llevó a L'Entregu, Juvencia, Mosconia, Narcea, Tineo, Pumarín y Centro Asturiano, entre otros. "Son muchos, no sé si me quedará alguno", indica.

Llevar tantos años en el fútbol no es sencillo. Y Goros lo ha conseguido. Eso sí, también exige sacrificio. Entre sus logros como técnico destaca el ascenso a Segunda B con el Mosconia, equipo al que también llevó a Tercera, categoría a la que también ascendió con el Narcea. Además, llevó las riendas del Tineo en su camino a Preferente, y se sentó en el banquillo del Centro Asturiano en su salto a Primera Regional.

Pero hay más. Y no es para menos, ya que cuatro décadas dan para mucho. Goros formó parte del cuerpo técnico del Pumarín cuando el club ovetense participó en la Copa del Rey, algo que el propio entrenador recuerda con mucho cariño. "Fue bonito, impresionante, jugamos contra un equipo cántabro, pero ahora no recuerdo cuál", dijo.

Gorostarzu ha vivido el fútbol desde la parte de jugador y desde la de entrenador. Asegura que son dos facetas diferentes. "Cuando juegas, acaba el partido y ya, te vas a casa; pero cuando estás en el banquillo, termina el encuentro y le sigues dando vueltas a la cabeza, piensas en determinadas jugadas, cambios".

Cuando se le pregunta por cómo se define como técnico, lo tiene claro y no rehuye su fama de duro: "Sí, soy exigente", sentencia Gorostarzu, que añade que "para jugar al fútbol no basta sólo con ser bueno, tener técnica y calidad, también hay que correr". El entrenador ovetense va más lejos y apunta que "ahora los entrenamientos no son como antes, los jugadores solo quieren balón, no son sacrificados, en el fútbol hay que correr".

Su último banquillo fue el del Pumarín B, equipo en el que militó durante la pasada campaña. En la actual se había comprometido con el Beredi, pero no pudo comenzar la campaña porque "tenía que viajar mucho a Madrid y no tenía tiempo". Ahora, más liberado, no descarta volver a los banquillos. "Esto se lleva en la sangre, con la temporada ya iniciada es complicado que algún equipo te llame, pero?". Y es que no cierra la puerta a nada, porque el fútbol y los banquillos son parte de su vida.

Gorostarzu ha conocido a multitud de jugadores y dirigentes de los que dice "me he llevado muy bien con todos". Y cita, por dar algún nombre, a Javi, del Pumarín, o Pepe "el cubano" en el Mosconia. En cuanto a futbolistas recuerda alguno de los que tuvo a sus órdenes en el conjunto de Grado, entre ellos a Arias, Galán, Luisito, Santi, Miranda, Robertín o Bernardo. "Teníamos muy buen equipo", recuerda.

Además de exigente, Goros asegura que tiene sus manías. Alguna de ellas, por ejemplo, es que "no me pongo en las fotos con el equipo durante la temporada oficial, o si ganaba un partido, al siguiente llevaba la misma ropa, incluido el slip, que claro está pasaba por la lavadora", dice, entre risas. Así es Miguel Ángel Gorostarzu, Goros, un técnico de carácter y gran conocedor del fútbol regional asturiano.

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