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Un tándem que se complementa en el Pumarín

Francisco Javier Fernández y Manuel Ángel Rodríguez, actuales presidente y secretario del club, llevan vinculados a la entidad desde el año 2000

Francisco Javier Fernández y Manuel Ángel Rodríguez, presidente y secretario del Pumarín, respectivamente, en el banquillo. IRMA COLLÍN

El Pumarín va camino de cumplir un siglo de vida, 100 años donde el club ha pasado por buenos y no tan buenos momentos, la mayoría de ellos relacionados con ascensos y descensos de sus equipos. La historia dice que el Pumarín comenzó su andadura en 1917 con un grupo de amigos jugando en los antiguos terrenos del hospital militar conocidos como el Pastión, aunque no fue hasta un año después cuando se oficializó la entidad.

Es cierto que dejó de competir algunos años en el transcurso de este siglo, aunque el espíritu del Pumarín sigue intacto. Una de las veces que el club abandonó los campos, como muchas otras entidades, fue cuando estalló la Guerra Civil y, curiosamente, al Pumarín le cogió jugando un partido ante el Rosal que tuvo que suspenderse.

Por el club han pasado presidentes, directivos y jugadores que han dejado su impronta y su legado. Pedro Cuervo es uno de los dirigentes más emblemáticos, así como técnicos de la talla de 'el gemelu', Luis Enrique o Gorostarzu, entre otros; y jugadores como Toni Cuervo, José Manuel o Sergio Sánchez.

Ahora, al frente de la entidad ovetense hay dos personas que trabajan desinteresadamente para que el club siga adelante. Se trata de Francisco Javier Fernández, conocido como Francis, y Manuel Ángel Rodríguez, Manolo para los amigos, presidente y secretario del Pumarín, respectivamente, que forman un tándem perfecto. No en vano, llevan en el club desde el 2000. "Entramos con Pedro Cuervo en la presidencia, éramos amigos de él y nos lió", explica el presidente de la entidad.

Desde entonces, Francis y Manolo siempre han estado vinculados al Pumarín, un club al que le siguen dedicando muchas horas. "Siempre nos tocó hacer de todo, desde lavar la ropa, tenderla, limpiar,... Si quieres ahorrar un dinero lo tiene que hacer uno mismo", indica el presidente, que guarda su particular historia del Pumarín en forma de álbumes. "Desde hace unos años tengo los recortes de prensa y fotos que salen del club, además de las fichas de todos los jugadores", apunta.

No hay día que Francis no acuda a Los Castañales. "Hay que estar por si pasa algo", subraya. En muchas de esas jornadas le acompaña su compañero y amigo Manolo. "Tenemos una relación más allá del fútbol", comenta. Entre los dos forman una pareja perfecta dedicada al Pumarín y a sus jugadores. "Somos los que llevamos el peso del club", señala Francis, que en mayo volverá a presentarse a las elecciones a la presidencia del Pumarín. "Me veo con ganas", sentencia. "Y Manolo seguirá conmigo", añade. Además, ya tiene en mente algunos actos para conmemorar los 100 años de historia del Pumarín.

Deportivamente, el club, de la mano de Francis, quiere devolver al primer equipo a Preferente, "una categoría que creo que es la nuestra" (El Pumarín estuvo en Tercera durante muchas temporadas y llegó a jugar una fase de ascenso a Segunda B). De momento van líderes de su grupo. Además, el presidente no se olvida de la cantera, que es el valor más preciado de cualquier entidad. Todo aderezado por unos valores que van más allá del simple juego. "Siempre les digo a mis jugadores que se diviertan, que lo pasen bien, que haya compañerismo, respeto, que 'Maradonas' y 'Messis' solo sale uno", comenta.

En 2009, el club ovetense decidió dar un paso importante y crear categorías inferiores con una estructura que aún mantiene. Actualmente, cuenta con equipos en todas las categorías de fútbol base y alrededor de 160 jugadores.

Francis lleva casi dos décadas en el Pumarín. Cuando se le pregunta por el mejor o por el peor momento, enseguida se le vienen a la memoria los ascensos o descensos de sus equipos. Pero, eso sí, recalca que "lo mejor de todo es convivir día a día con los chavales, verlos jugar y disfrutar".

Son las 17.00 horas de un día cualquiera de la semana y Francis está en el campo. No es extraño, porque es casi como su segunda casa. En Los Castañales se queda hasta que termine el último entrenamiento, ya de noche. Y así una jornada, y otra, desde hace ya muchos años. Y lo que le queda, ya que el presidente se ve con fuerzas de pilotar, por los menos, otros cuatro años más al Pumarín. "Nuestra meta es crecer deportivamente con la creación de más equipos, además de seguir inculcando a nuestros jugadores los valores de compañerismo, competitividad y respeto", concluye.

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