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Sin puntos también se gana

Dos equipos del Lloreda, el infantil y el alevín, no han logrado puntuar en toda la Liga, pero su mayor victoria es "disfrutar del fútbol"

Equipo alevín del Lloreda. LLOREDA

Se acerca el final de la temporada y cada equipo lucha por sus objetivos. Los ojos de los aficionados consultan con interés qué equipos luchan por la parte alta, qué jugador es el máximo goleador o el equipo menos goleado. Los puntos mandan en la clasificación. Pero en el fútbol, como en otros deportes, no todo es vencer o golear. Y más aún cuando nos referimos a las categorías base, donde se imponen otra serie de factores. El fútbol mueve pasiones, ilusiones y esfuerzo por disfrutar de su deporte favorito. El Lloreda vive dos casos bien remarcados, ya que su equipo infantil y alevín cuentan sus partidos por derrotas. Ni siquiera han podido arañar un empate que les premie las horas de entrenamiento. Y, a pesar de todo, no se rinden. Porque su mayor victoria es "disfrutar del fútbol", como remarca su presidente Gerardo.

"No me importa que no hayan sumando, lo importante es que los guajes se diviertan y los valores que les inculcamos, caen y se vuelven a levantar, como les puede pasar en la vida", asegura Gabi, técnico del equipo alevín. Una línea en la que también se mueve Adolfo, entrenador del conjunto infantil, al asegurar que "intento que aprendan, que siempre estén unidos y sean compañeros, cuando ganamos lo hacemos todos y cuando perdemos, igual". Nadie escapa que el deseo de los jóvenes futbolistas es el de puntuar de aquí al final de la temporada. Es su meta y preparan con ilusión cada entrenamiento para afrontar cada partido con la esperanza de romper su racha. Se desilusionan al término de cada partido, pero nada más pisar el vestuario para darse una merecida ducha, sus ánimos se recuperan y vuelven a creer, a pensar en la próxima oportunidad que les ofrece su deporte favorito.

A sus 10 años, Nicolás es el capitán del equipo alevín y habla con certeza, con madurez, sabiendo que lo importante no es el resultado final sino que "lo que más me gusta es participar, aprender, jugar con los compañeros y nunca bajamos los brazos", comenta. Es, al igual que el resto de sus compañeros, su primer año en fútbol de campo tras cumplir su ciclo en las pistas. El salto se nota. Su entrenador Gabi, ya ha vivido situaciones similares cuando se encontraba como entrenador del Puerto de Gijón, donde llevaba diez años hasta su desaparición. El Lloreda les recogió con los brazos abiertos y siguen construyendo con mimo una base de futbolistas y, principalmente, de jóvenes personas.

También sabe lo que es no ganar ningún punto en toda la temporada Dani, jugador del equipo infantil. Lo vivió con el Gijón Industrial y ahora repite en el Lloreda, por lo que sabe que "lo primordial es aprender a hacer amigos, apoyar cuando un compañero esté mal, somos una piña". Su equipo cayó el pasado sábado por 3-1 ante el Colegio Inmaculada "C" y acumuló su vigesimoquinta jornada sin puntuar. Pero avisan de que "aún hay oportunidades". Por su parte, el conjunto alevín cayó derrotado por 6-1 contra el Inmaculada "B" y acumula 26 partidos, pero nunca dejan de perder la sonrisa.

Los casos de los equipos alevín e infantil del Lloreda no son los únicos que se pueden apreciar en las distintas categorías del fútbol base asturiano. Son solo un ejemplo de pasión, ilusión y valorar lo realmente importante del deporte: los valores y el compañerismo. Nunca pierden la sonrisa y continuarán calzándose las botas cada fin de semana para lograr su mejor victoria: disfrutar de su deporte.

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