Grado,

L. VALDÉS

El alcalde de Grado, Antonio Rey, se comprometió ayer a apoyar a la Plataforma de damnificados por la autovía Grado-Doriga en su particular batalla para que el Ministerio Fomento devuelva a su estado original la carretera local que entrelaza los pueblos situados entre San Juan de Villapañada y El Fresno, destrozada a causa de las obras del tramo inaugurado el pasado 7 de julio.

Así lo afirmó el presidente del colectivo, Juan Riesgo, tras la concentración celebrada a primera hora de la mañana de ayer a las puertas al Ayuntamiento. La cita congregó a medio centenar de vecinos, que portaron carteles con los lemas «Chapuzas no» y «Acciona reacciona», y a varios representantes de los partidos de la oposición Izquierda Unida y PSOE.

Según anunció Rey a los afectados, «el Consistorio va a defender este compromiso en una reunión con el jefe de Demarcación de Carreteras de Asturias, Ignacio García-Arango, que tendrá lugar el 30 de agosto, para instar a la empresa a que repare la vía con aglomerado en caliente y no con riego asfáltico como pretende para ahorrarse un dinero». «Si no lo hace lo ejecutará Demarcación de Carreteras con cargo al aval que depositó la empresa para la obra de la autovía», añadió el alcalde.

A pesar del compromiso verbal del regidor, la Plataforma de damnificados anunció que en el caso de que no se cumpla este acuerdo, llegará «a donde sea necesario», instituciones autonómicas e incluso nacionales, para terminar con el lamentable estado en el que se encuentra la carretera por la que circulan a diario. La Plataforma denunció también que la recogida y canalización de agua «que se hicieron deprisa y corriendo, no cumplen su cometido».

Tras soportar pacientemente durante cuatro años los inconvenientes de las obras del tramo de la autovía Grado-Doriga, los vecinos esperaban que la empresa Acciona, encargada de ejecutar el proyecto, cumpliese con su compromiso de reparar la carretera local y dejarla en las mismas condiciones que estaba inicialmente tras la apertura del tramo. Pasado el tiempo, no ha sido así.

La decisión de reparar la vía con riego asfáltico cayó como un jarro de agua fría sobre los afectados, que exigieron, desde el primer momento, que se utilizase aglomerado en caliente para garantizar una solución duradera en el tiempo y borrar de su camino, de una vez por todas, baches insalvables para los vehículos. Los vecinos se unieron pronto para iniciar unas movilizaciones que parece que comienzan a dar sus frutos.

Con la flamante autovía del suroccidente a escasos metros de casa, los vecinos han tenido que recurrir a la protesta organizada para intentar recuperar su carretera convertida tras, el paso de las máquinas de obra, en una «caleya» intransitable. Es la cara y la cruz de las nuevas comunicaciones. Unos acortan distancia y otros temen quedarse incomunicados.