Síguenos en redes sociales:

Bugre de Tazones para el vicealcalde de París

El asturiano Manuel Díaz Ron, fallecido días atrás, no perdonaba en cada visita a Asturias una comida en el local de Maribel Alonso

Bugre de Tazones para el vicealcalde de Parísmariola menéndez

Tazones (Villaviciosa),

Mariola MENÉNDEZ

Un centollo y arroz con bugre (bogavante) eran las delicias culinarias que el que fuera vicealcalde de París, el recientemente fallecido Manuel Díaz Ron, no perdonaba cada vez que regresaba a la tierra de la que tuvo que exiliarse cuando estalló la Guerra Civil, acompañando a su padre, concejal en Oviedo de lzquierda Republicana.

Siempre hacía hueco para degustar estas delicias del mar regadas de buena sidra a orilla del Cantábrico, en el restaurante La Tortuga de Tazones, confiando en las manos expertas de Maribel Alonso. Para asegurarse mesa, no dudaba en reservarla con un mes o quince días de antelación. Siempre quería la misma (la número cuatro, la segunda de la izquierda) y silla (la primera mirando hacia la ventana), cuenta Maribel Alonso, quien lamenta profundamente la pérdida del que considera un hombre «excepcional».

A la cocinera a la que Manuel Díaz Ron (o Manolo, como le llamaban familiarmente en el restaurante tazonero) insistía en fletarle un avión para llevársela a París donde quería que le cocinara su arroz con bugre favorito le extrañó que una de las personas más influyentes del país galo hubiera faltado este año a su cita anual con Tazones. El haber formado parte en nueve ocasiones del jurado de los premios de Cooperación Internacional de la Fundación Príncipe de Asturias y ser uno de los pocos patronos de la entidad a título personal le traían en cada edición al Principado, ocasión que no dejaba escapar para degustar su menú de La Tortuga, siempre fiel a los mismos platos. Es más, acostumbraba a decirle a Maribel Alonso que cada vez se superaba con sus guisos. «Este año le eché de menos cuando los premios "Príncipe" porque su visita era casi una obligación cuando venía a Oviedo y siempre traía a gente. No sabía que estaba tan malín, me enteré después». Su mujer e hija también tuvieron la oportunidad de probar la sabrosa cocina de esta tazonera un verano.

Maribel Alonso apunta que antes de convertirse en uno de sus clientes más especiales -a lo que contribuyó que «era una buenísima persona» además de «sencillo y cariñoso»- le conocía porque su padre era natural de Villaviciosa y la familia tuvo un imponente caserón en la finca de La Mesada, en Amandi. La relación se afianzó cuando su ahijada, Patricia Alviz, amiga de la hija de Maribel Alonso, Patricia Collada, le llevó a La Tortuga a comer. En aquella visita de hace ya más de diez años se decidieron por el que iba a ser el menú habitual de una de las mayores fortunas de Francia en cada estancia en Tazones: centollo y arroz con bugre. Entonces aseguró que «en su vida había comido un arroz tan bueno», recuerda la cocinera, que agrega que el secreto está en emplear buena materia prima y añadir el bogavante vivo. Ese día, Maribel Alonso se ganó a quien posiblemente habrá sido uno de sus clientes más fieles y satisfechos. «Me enamoraste con este arroz», sentenció sin tapujos Díaz Ron. La cocinera, orgullosa y al mismo tiempo sorprendida, añade: «¡Mira que no habrá comido este hombre en buenos restaurantes!» Quizás esa sencillez que tanto destaca Alonso de Díaz Ron, a pesar de haber desarrollado una extraordinaria carrera profesional, fue lo que consiguió que se sintiera como en casa cuando entraba por la puerta de este restaurante de Tazones.

Era muy «entrañable y cariñoso». Por eso, esta experta cocinera ha lamentado tanto el fallecimiento, el 11 de noviembre, de quien se definía así: «Soy francés hasta el fondo de mi alma, pero he seguido siendo asturiano». Prueba de ello era el apego a sus propias raíces. De hecho, no sólo era asiduo a La Tortuga de Tazones, también eran habituales sus escapadas ovetenses a la zona de Santa Clara y Gascona, para saborear la buena sidra de su tierra.

Pulsa para ver más contenido para ti