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El termómetro

Dinero, dinero

Dinero, dinero

No hay dos personas iguales. Hay quien sigue trabajando cuando le toca la bonoloto y quien no quiere trabajar ni para matar el hambre. Eso sí, todos nos pasamos el día hablando de lo que ganamos y lo que ganan los demás, de lo que haríamos si tuviéramos mucha pasta y de lo que hacen los demás con su dinero. Hay cierta tendencia perversa a considerar injusto el salario de los demás si es más alto que el nuestro y, en cualquier caso, nunca va a haber unanimidad respecto a la relación entre el trabajo y su remuneración. Para mi gusto, el principal problema es que hemos centrado todos los debates habidos y por haber en el dinero, y hemos dejado en un plano secundario todo lo demás. Creo que hay muchas más cosas que debatir, como la cultura, la sabiduría y todo eso, pero hay que reconocer que el dinero mola. Pensándolo bien, es lo que más mola. Si me ofrecen mil euros por cada capital de Europa que olvide, no dejo una en la cabeza, salvo, quizá, Berlín, que es donde está el dinero.

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