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Siero y Noreña

El arte urbano como terapia

La residencia geriátrica Joca, de inminente apertura en Siero, utilizará los grafitti de El Séptimo Crío para estimular a sus residentes con demencias

El arte urbano como terapiamanuel noval moro

Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

Hace tiempo que el grafitti, la rama pictórica del movimiento hip hop, ha dejado la clandestinidad para convertirse en una parte de la cultura aceptada por la sociedad. Y ahora, gracias a la propuesta de la residencia geriátrica Joca, ubicada en el lugar que ocupaba la antigua fábrica de muebles homónima en Siero, parece haber dado un paso más en esa integración.

María Teresa Rodríguez y Manuel Suárez, gerentes de la nueva residencia, tuvieron una idea innovadora a la hora de plantearse qué ofrecer a los futuros residentes. Conocedores de la obra del artista urbano El Séptimo Crío, y declarados amantes del arte, decidieron contratar al joven artista emergente para dibujar, en las paredes de una nave anexa a los jardines, unos murales de gran tamaño que sirvieran como estímulo, como una forma de terapia, a los futuros internos que padecieran algún tipo de demencia. Es una iniciativa inédita hasta ahora en España. El nuevo equipamiento está casi finalizado, a falta de unos últimos pasos en la tramitación burocrática necesarios para que pueda ponerse en marcha. Lo hará en un plazo aproximado de 15 días.

«Los principales recuerdos que conservan este tipo de pacientes son los más antiguos; tratamos de estimularlos y de despertar su memoria aportando detalles que tengan muchas reminiscencias», señala María Teresa Rodríguez.

Uno de los murales, por ejemplo, es un retrato a gran escala de un niño con los ojos muy abiertos, con una porra de caramelo en la mano y mostrando la lengua roja de chupar el dulce. Junto a él, aparecen siluetas más pequeñas de otros niños jugando al balón y a la cometa. «Un niño puede recordarles a sus hijos cuando eran pequeños, o remitirles a su propia infancia; es un tipo de porra de las de antes, que no se encuentran actualmente, y que les despertará muchos recuerdos».

También aparecen alusiones al pasado y al medio rural asturiano, que pueden despertar muchos recuerdos en otros pacientes: un personaje mitológico, la xana, una vaca de raza autóctona, un caballo asturcón y dos niños soplando un diente de león, escenas muy fáciles de encontrar entre los recuerdos personales. La idea de los promotores de la residencia geriátrica es que los internos se encuentren en un entorno estimulante; por ello los murales aparecen en un amplio jardín, que es casi un parque, por donde ellos podrán campar a sus anchas.

Asimismo, como explica Manuel Suárez, los jardines sirven también como espacio de terapia. Una de las áreas de césped está concebida para hacer actividades en ella. «Hemos comprobado que a los pacientes con demencias les encantan este tipo de experiencias; la sensación de caminar descalzos por el césped o de sentarse en el suelo es muy placentera para ellos, y en cuanto lo haces una vez siempre quieren repetir.

En cualquier caso, lo que más llama la atención son los dibujos. Literalmente. Porque desde que ocupan las paredes de la nave de la residencia, casi todos los días pasan por allí muchos curiosos a disfrutar de la sorprendente obra.

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