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"Con 59 años nadie me va a fichar", afirma Isidoro Iglesias

El candasín Isidoro Iglesias ve su salida de Fahime con pesimismo. Tiene 59 años y le quedaban tan sólo dos para prejubilarse. "Tengo el futuro muy malo, es incierto. Con esta edad no creo que nadie quiera ficharme", se queja. Residente en Avilés, lleva 22 años trabajando en la empresa carreñense. Sus compañeros y él veían venir la tempestad desde hacía dos años. "Antes no nos lo esperábamos, pero ahora ya sí", asegura. Así que las cartas de despido, entregadas este martes, no cogió desprevenido a ninguno. Iglesias representa al sector más veterano de la planta, que supone más del treinta por ciento de la plantilla. La situación para todos ellos es especialmente crítica.

Los gemelos Miguel y David García son los empleados más jóvenes de la factoría carreñense. Tienen 27 años y llevan unos seis en el oficio. El primero en entrar fue Miguel, tras completar dos módulos de soldadura, mecanizados y calderería. Su gemelo siguió los mismos pasos y logró entrar también en la planta de Logrezana. Ambos ven el futuro con ojos diferentes al resto de compañeros de faena. Sobre todo, en un momento en que la industria asturiana necesita soldadores. "Se pide mano de obra. Por aquí ya han pasado varios colegas que nos ofrecen trabajo", explica Miguel García. No obstante, ellos piensan que "hay una salida" para Fahime. Y por ella lucharán.

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