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Candás limita el escanciado en la calle

Las quejas vecinales por el olor que deja la sidra obligan a los hosteleros a echar la bebida dentro de los locales o usando el recipiente llamado "nomechisques"

Desi Baz escanciando en una sidrería de la calle Braulio Busto de Candás. ILLÁN GARCÍA

En Candás no se puede echar sidra en la calle, sobre el suelo. Sólo está permitido durante el Rally de la Sidra que se celebra en verano y en sitios acotados. El resto del año, los clientes y camareros no pueden escanciar en sus terrazas si no es con un barreño o el recipiente con ruedas popularmente conocido como "nomechisques". Así es en algunas zonas, no en todas, por culpa del olor que genera la sidra pese a que los negocios limpian sus terrazas.

Los camareros de los chigres de la calle Valdés-Pumarino de Candás son unos de los afectados: no pueden escanciar en la calle ante las continuas quejas vecinales por el olor. Lo tienen que hacer dentro de sus locales y sacar los culinos a las terrazas. "No podemos sacar el chisca a la calle, molesta, y en otras zonas sí. No entiendo nada", se queja el camarero Marco Calzón. Fuera del local, en la terraza, los clientes pueden echar la sidra "a la vasca", es decir, escanciando con el vaso sobre la mesa o ayudados por un escanciador eléctrico.

Los hosteleros y también no pocos vecinos critican la restricción. "El día que se deje de echar sidra, se acabó todo, se acaba con la tradición, al final van a tener que venderla achampanada y ya está. Es una pena. Luego se limpia el suelo y ya está, qué problema habrá.... Esto es Asturias no Badajoz", comentan en una tertulia improvisada a colación de la ordenanza municipal que impide el escanciado en el suelo. "Coges una manguera, que ya lo hacen los bares cuando cierran, y aquí no huele a nada", señala Pedro de la Fuente, que echa un culín en la calle desafiando la norma municipal.

"Si pones un tapón, no sabe igual, las quejas que hay son por el olor", añade su amigo Emilio Cabaleiro, que recalca: "Si limpian nunca huele: si chisca, chisca. Es sidra".

Feli Espinosa regenta un local en la calle Braulio Busto. "Pago dinero al Ayuntamiento por usar la terraza y nos ocupamos de la limpieza con baldeo. No veo que haya problema por eso. Y sí, de la sidra siempre cae algo al suelo, pero se limpia después", sostiene la hostelera del local en el que usan los "nomechisques".

En la calle Valdés-Pumarino, el hostelero Ricardo Raboso se declara un defensor acérrimo de la sidra. Es de la opinión de que en los bares, la bebida asturiana ha de ser escanciada por el chigrero. "Siempre echo sidra desde dentro. Las quejas son por el olor, pero tenemos que tener en cuenta que esto es Asturias y aquí no tenemos ni tapón ni sifón, que estropea la sidra", afirma el hostelero, que no le importa echar culinos a todos sus clientes para mantener así la tradición.

"Me parece una tontería increíble, el escanciado de sidra es una costumbre nuestra, de los asturianos, y por mucho que me expliquen las razones no lo entiendo. Si se mancha el suelo, se limpia como ya hacen los camareros. Es sencillo", señala Manuel García, mientras está apoyado en la barra de una de las dos sidrerías de Valdés-Pumarino. "Baldeamos y fregamos la parte que nos corresponde por la terraza. O usas escanciadores o nada. Estamos en Asturias, ni esto es Madrid ni Andalucía y el escanciado es un recurso turístico", relata el camarero Rodrigo Czabanyi.

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