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Manu Brabo: "Busco una imagen que conmueva, que diga que el mundo va mal"

El fotoperiodista insta a los estudiantes sierenses a ser conscientes de que viven "en la parte privilegiada del planeta"

Manu Brabo: "Busco una imagen que conmueva, que diga que el mundo va mal"MANUEL NOVAL MORO

"Muchos de los chavales que salen en estas fotos tienen vuestra edad. Me apetece que hoy os vayáis de aquí pensando que vivís en una parte privilegiada del mundo". De esta forma trató ayer el fotoperiodista Manu Brabo de despertar la conciencia de los adolescentes en un encuentro con estudiantes de los institutos de Siero en el auditorio de la Pola.

Brabo habló de su vocación, de sus vivencias, de las guerras y conflictos que vivió como testigo y de sus inquietudes respecto a su propio trabajo y el de los medios de comunicación. Con un tono franco y desenfadado, el fotógrafo se metió a los jóvenes en el bolsillo con un discurso que, entre bromas y chascarrillos, iba directo a azuzar las conciencias.

Contó cómo nació su vocación. No le gustaba demasiado estudiar, y siendo muy joven se encontró con el fotoperiodismo con los encuentros que organizaba en Gijón Javier Bauluz. Le gustaron mucho las imágenes, y también supo que servían para mover las almas. "Entonces te empiezas a plantear por qué no vas a ser tú el que cuente que van mal las cosas en el mundo", dijo.

Brabo empezó entonces a interesarse por la fotografía y, tras ir de un trabajo en otro, se inició en los estudios de periodismo con 23 años. Enseguida encontró trabajo en una agencia para la que hacía fotografías de motociclismo, y pronto supo que aquel no era su camino. Empezó a desplazarse a lugares en conflicto y encontró su vocación.

"Llego a una situación en mi vida en la que me doy cuenta de que lo que quiero hacer es lo que estoy haciendo ahora mismo, lo mando todo al garete y me vuelvo a casa de mi madre, en Gijón, a empezar de cero". Entonces estalla la "primavera árabe" y viaja a todos los países en revuelta. Y fue como testigo de la guerra de Libia cuando su trabajo empezó a tener trascendencia en los medios internacionales. "De repente me encuentro a gusto y le empiezo a ver un sentido a mi trabajo", explicó.

También fueron un punto de inflexión en su carrera los 45 días que pasó en la cárcel en Libia, que hicieron que la gente se fijase en él y en todo el trabajo que había hecho hasta entonces. A partir de ahí, empezó a trabajar con Associated Press.

En el encuentro llovieron preguntas sobre cómo se siente al ser testigo de las atrocidades, sobre cómo se comporta y si las experiencias cambiaron su forma de ver el mundo.

En todas sus respuestas asomaba su vocación de ser testigo de las cosas malas que hay en el mundo, que no por ocurrir lejos de aquí debemos tomarlas como algo ajeno. "Os pido que tengáis un poco el ojo en eso, que hoy es un día divertido y perdéis clase, pero detrás de toda esta forma de hablar desenfadada y con muchas palabrotas que tengo quiero que os quedéis con esto también, que no estáis a salvo". Porque en cualquier parte puede surgir un conflicto. En cualquier caso, su profesión tiene sentido para él, e invita a los jóvenes a que busquen el suyo propio. "Dedicar vuestras vidas a cambiar pequeñas cosas puede ser incluso más divertido que salir por ahí", dijo. El fotógrafo resumió así su trabajo: "Yo lo que estoy buscando es una imagen no que me conmueva a mí, sino la que te conmueva a ti. La imagen que te diga: 'el mundo va mal, ¿puedo hacer algo por cambiar el mundo?'".

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