El sitio donde más a gusto ha estado siempre Elena Marcos es la biblioteca. Desde que era niña en Avilés, allí buceaba entre libros, estudiaba, leía el periódico. Por eso, cuando tras licenciarse en Historia pensó a qué se dedicaría lo tuvo claro. "Cuando te planteas ganarte la vida empiezas a pensar en las cosas de las que no podrías prescindir, y una de ellas era la biblioteca", explica.
Así fue. Consiguió entrar en la biblioteca de Asturias en Oviedo, y pasó también por las de Tapia y Vegadeo hasta que recaló en la Pola hace 25 años. Hoy es la coordinadora de la red de bibliotecas de Siero, un servicio que goza de muy buena salud y mucha aceptación.
Dice que le gusta mucho su profesión, no tanto la parte administrativa como la selección de libros, que es un trabajo que requiere mucha atención, porque se trata de elegir un abanico de obras que satisfaga las necesidades de los lectores. "Con la elección haces un servicio al usuario, porque la gente no le va a dedicar el tiempo que le dedico yo a buscar libros", sostiene. En la biblioteca hay desde "best seller" hasta libros prácticos, y Elena Marcos tiene claro que "para el 'best seller' la gente no te necesita, tu labor es que lleguen a otros libros menos conocidos".
Augusto Monterroso decía que la biblioteca de su pueblo era tan pobre que solo tenía libros buenos. Hoy, en cambio, es todo lo contrario. "Ese tipo de bibliotecas con ciertos libros que hay que tener ya no se estila; hoy hay que tener dinero para estar al día, y aportar novedades", asegura.
Porque los hábitos de lectura han cambiado. "Antes había gente que leía y gente que no leía; hoy lee mucha más gente", dice, y considera que es mejor. Hay quien lee obras de consumo y quien opta por obras más elaboradas. En ambos casos, al menos en Siero, tienen una buena guía en una bibliotecaria que estuvo mucho tiempo al otro lado y sabe ponerse en el lugar del usuario.
