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La carretera regional de Grado a Avilés, una "caleya" invadida por la maleza

Los vecinos y usuarios denuncian que la falta de limpieza colapsa las cunetas y que al llover se inunda la vía, con un firme lleno de socavones

Álvaro Arias, Eliana Fernández, Pablo García, Carlos Pumares, Mari Luz Fernández, Santiago García, Rubén Granda, Julio Granda y Javier Calvo en un punto de la vía con el pavimento agrietado. S. ARIAS

"No es una carretera, es una caleya". Lo dice José Luis Suárez, vecino de Ventosa (Candamo), sobre el estado de la carretera regional AS-237 a su paso por el concejo y que conecta Avilés con Grado, con gran volumen de tráfico diario. Cunetas llenas de maleza. Tan alta que tapa las señales y que, al acumularse, cuando llegan las lluvias no permite la canalización del agua, que inunda la vía y aumenta el deterioro del pavimento, lleno de socavones. Las asociaciones vecinales han remitido un escrito al Principado de Asturias y exigen la reparación integral de la carretera y su limpieza inmediata por los problemas de seguridad que genera en la circulación.

"Llevamos años con la carretera abandonada, muchas autovías pero en las carreteras de los pueblos nada, luego quieren frenar el despoblamiento rural, pues se hace teniendo las vías de comunicación bien", señala Álvaro Arias, de la asociación de Aces. La carretera, que también pasa por el concejo de Illas, acumula maleza en las cunetas que ha tapado las señales de tráfico y que ha crecido tanto que en muchos puntos tapa la mitad del carril. "Este año no limpiaron y los anteriores, mal, trituran y dejan la maleza en la carretera y así se tupen las cunetas", explica José Antonio Lara, de Ventosa.

Y con esos arcenes colapsados de material vegetal impiden que el agua de la lluvia discurra y desagüe, generando balsas de agua en muchos puntos del trayecto. "Un día pegué unos bandazos que menos mal que llevaba ruedas de invierno porque había mucha agua", recuerda Lara. "La carretera baja como un río cuando llueve", añade Carlos Pumares, de Illas.

El mal estado general es lo que ha llevado a los vecinos a solicitar a la consejería de Infraestructuras su arreglo, pero no han recibido respuesta al escrito que enviaron. "Nos hicieron caso omiso, no les importa", entiende Mari Luz Fernández, de San Román. Además, apuntan que hay muchas familias con niños en el concejo que quieren vivir en Candamo. "Los que tenemos críos estamos todo el día en la carretera y está como está", comentó Diana Feito, de Llamero.

Los candaminos recuerdan que la última gran reparación en la vía se hizo hace veintisiete años y que en los últimos años se ensanchó y mejoró el firme del tramo entre Sandiche y Villamarín. "Tenían que haber continuado porque es el paso a Grado y Avilés y la carretera está muy mal", opina José Antonio Lara, de Ventosa.

También se han hecho actuaciones puntuales en los socavones. Pero para los vecinos no es suficiente. "Van parcheando, que no vale para nada porque echan material con piedras sueltas que se levanta enseguida", comenta Beatriz Cuervo, de Llamero. Y el mal estado del pavimento les tiene cada poco en el taller de reparación de coches por averías en la parte baja de los vehículos. "Además, es un mal menor pero los tenemos todos rayados de la maleza", puntualiza Ana Álvarez, de Llamero.

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