El belén de la residencia Nuestra Señora de Covadonga, el asilo de la Pola, concluyó la campaña navideña con una extraordinaria afluencia de visitas, según aseguró la madre superiora de la orden de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en la residencia, Mercedes de Hoyos.

"Estamos muy contentas porque ha habido muchísima gente durante todas las Navidades, ha estado muy bien", dijo la religiosa, que señaló, asimismo, que el fin de la Navidad no implica el cierre del belén hasta la próxima temporada, ya que los interesados en el belenismo tendrán todavía la oportunidad de acercarse a la residencia a lo largo de todo el mes de enero. El belén del asilo no cierra sus puertas hasta el mes de febrero.

El nacimiento es obra del que fuera capellán del asilo durante varias décadas, Belarmino García Roza, en cuyo honor se ha nombrado la calle que separa la residencia de los equipamientos culturales de la Pola.

Don Belarmino estuvo durante años tratando de hacer una reproducción lo más fiel posible del territorio de Tierra Santa y, aunque tuvo limitaciones de espacio y presupuestarias que le impidieron lograr su objetivo al cien por ciento, lo cierto es que el belén tiene unas dimensiones y un atractivo que lo hacen único.

Además, las monjas acometieron el año pasado una reforma importante, que consistió en la limpieza y restauración del belén y de muchas de sus figuras, y también en el cambio de toda la iluminación a led, y la incorporación de un sistema de audio en el que se explica todo su contenido, con una innegable vocación didáctica y evangelizadora, que es la que Belarmino García tuvo en su origen. La vara con la que el capellán explicaba las escenas de la vida de Jesús se exhibe en el nacimiento como homenaje y agradecimiento por su obra.