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#LaSidraYePatrimonio | Un hito para la cultura regional

Pasión sidrera desde Murcia: una semana a Villaviciosa para conocer el trabajo en un llagar

“Cada vez quedan menos tradiciones centenarias y en Asturias todavía las encuentro", asegura Enrique Nicolás Hernández, ingeniero agrónomo

Por la izquierda, José Luis García y Enrique Nicolás Hernández, mayando en Villaviciosa. | V. A.

El murciano Enrique Nicolás Hernández es todo un amante de Villaviciosa. Sus visitas se repiten desde hace más de diez años, acompañado de hermanos y varios amigos, para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa, verano y Navidad. Una de las mayores pasiones de este ingeniero agrónomo especializado en jardinería y paisajismo, diseñador del campo de golf de La Nueva Condomina, es la cultura del vino, para lo que ha recorrido numerosas bodegas españolas y argentinas. Ahora se ha decidido también por descubrir la ancestral tradición de la sidra.

“Cada vez quedan menos tradiciones centenarias y en Asturias todavía las encuentro. El conocer cómo es el proceso de recoger la manzana y mayarla para hacer sidra me está transportando a siglos atrás”, reconoce Hernández, que ha viajado en avión desde Murcia a Asturias para observar y participar en la actividad de un llagar de Villaviciosa. Ha sido invitado por la familia maliayesa de Rosendo y Marisa García, de Les Vegues, en Fuentes, que tienen un llagar centenario. Esta semana han enseñado a hacer sidra al ingeniero murciano con la colaboración de José Luis García, todo un maestro en la elaboración casera.

“Para la visita de Enrique hemos empezado por mayar unos 4.000 kilos de manzana, que nos producirán 3.000 litros de sidra. Lo hacemos en un llagar de madera propio de un siglo de antigüedad, de donde ya salió el producto que ganó el primer Certamen de sidra casera, celebrado en Villaviciosa en el año 2006”, explica José Luis García.

“Lo primero que me sorprendió es la cantidad de variedades de manzana que se utilizan y cómo se mezclan para conseguir una buena sidra. También la antigüedad de todo el sistema de elaboración. Me pareció todo un proceso muy cuidado y realmente auténtico”, asegura el visitante murciano, quien reconoce, entre risas, tener “agujetas en los brazos” después de los días ayudando a prensar en el llagar.

Entusiasmado con la experiencia, Enrique Nicolás afirma que “ha sido todo un lujo conocer un proceso que me parece único y que jamás olvidaré, como tampoco el contar con estos grandes anfitriones”.

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