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José Antonio Coppen

Bitácora de Lugones

José Antonio Coppen Fernández

Lo que va de ayer a hoy

De cómo este pueblo hubo de apañárselas para remover la conciencia de los políticos municipales y autonómicos

En la década de los noventa del pasado siglo este pueblo hubo de apañárselas para remover la conciencia de los políticos municipales y autonómicos. Hasta entonces, permanentemente, Lugones era jibarizado (reducir o disminuir la importancia de algo). Se contarían por decenas las crónicas que hemos publicado quejándonos del abandono municipal y regional a lo largo de aquellos años. Hasta en ocasiones admito poder haber sido agresivo, pero es que el estado de abandono de Lugones así lo requería.

El movimiento partió a raíz de la constitución de la Asociación de Vecinos “San Félix”. Aquella fue el auténtico revulsivo para que las conciencias ciudadanas y políticas se percataran de la soledad del pueblo. Uno de nuestros artículos llevaba el título de “Cien años de soledad”, inspirado, claro está, en la obra de García Márquez. Como sería que hubo un tiempo que en nuestras modestas crónica al referirnos a la capital del concejo, lo hacía refiriéndome a la Villa y Corte, y también, a la Pola Política, porque allí era donde se “cocían” todos los guisos políticos. Como en el régimen anterior, se hacían estos guisos en la Sidrería El Poleso, donde ahora hay una cafetería, al pie del Ayuntamiento.

Aquellos movimientos dieron paso a una serie de actos públicos, cuya organización corría a cargo del colectivo “San Félix”. En mayo de 1995, cara a las elecciones locales, a las que se iba a presentar el grupo de Lugones, bajo la tutela de la asociación de vecinos, en el polideportivo del colegio de La Ería, yo pronuncié las siguientes palabras: “Este grupo no es el fruto del capricho de unas personas, vecinos de Lugones, surge como consecuencia del aislamiento y marginación de nuestro pueblo, al que durante años, primero con unos y ahora con otros, ha sido sometido por lo poderes autonómicos y municipales. Esta actitud inoperante conduce a un retraso lamentable en la dotación de los equipamientos propios de una comunidad vecinal del rango de Lugones, cuya elevada densidad de población sigue a un ritmo ostensiblemente creciente” .

Y en esa intervención, añadía: “¿Y no es indignante que mientras se ha destinado una cifra superior a los 200 millones de las entonces pesetas para la construcción de una piscina climatizada en la capital del concejo, Lugones continúa sin parque público? ¿Acaso nos les hierve la sangre cuando los responsables producen estas injusticias?”.

Desde que siendo joven nos comenzaron a preocupar e inquietar los problemas y necesidades de Lugones, siempre hemos mantenido que nuestra parroquia era la de mayor población y la que más ingresos aportaba a las arcas municipales. Y no es que alardee de mis premoniciones, pero ahí están los recientes informes de cuentas, publicados por LA NUEVA ESPAÑA el pasado 27 de diciembre, en el que Lugones, en el 2019, figura como primera parroquia en el cuadro de ingresos anuales del Ayuntamiento de Siero, con 4.139.232,78 de euros (el 25 por ciento del total). Este último sábado, cuando cumplo con la escritura de mi crónica semanal, también leo en este periódico acerca del censo de población por parroquias en el 2021. Y Lugones vuelve a estar en cabeza.

Y existen gentes que, aún después de transcurridas 17 ediciones desde que, en 2003, presentamos por primera vez la candidatura al “Pueblo ejemplar de Asturias”, se preguntan las razones por las que seguimos optando, restándole valores a sus condiciones.

Quien no se informa y reflexiona antes de pronunciarse, habitualmente incurre en graves errores.

Perlas de la sabiduría: “Las grandes obras son hechas no con la fuerza, sino con la perseverancia” (Samuel Johnson).

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