Confiesa que lleva poco en esto del mundo del arte, sin embargo, ya sabe cómo es el sabor de un premio. La reciente ganadora del galardón a las artes plásticas «Art Nalón» 2010, Noemí Iglesias, ha inmortalizado con su obra «Meriñán», no sólo el paso de los años de uno de los históricos barrios obreros langreanos, sino también, a la vez, la historia de muchas vidas que pasaron por él.

- ¿Cómo surge «Meriñán»?

- No lo decidí. Solía ir por allí a sacar fotos. Quería hacer un trabajo para clase en una de las cocheras. Pero cuando me acerqué, un vigilante de seguridad me dijo que no podía entrar, que era propiedad de Iberdrola. Tuve que pedir un permiso en la central para ese dibujo, pero cuando una vez dentro, me dijeron que la estructura de las cocheras estaba a punto de derrumbarse y que no era segura. Me sugirieron la idea de una casa. Yo no me lo había planteado pese a que veía que estaba medio abandonado. Al final, me encontré una sorpresa.

-Cuando lo visitó, ¿quedaba alguien allí?

- Sí, un matrimonio mayor que por una serie de problemas no tenían dónde ir. Aquello no era un sitio para vivir. Se respiraba una atmósfera rara, el sitio se había quedado aislado.

-¿Cómo se lo planteó una vez dentro?

-Aquello era increíble. Tenía mucha energía de toda aquella gente que había vivido allí tanto tiempo. Era un testimonio de vida. Al final, el permiso que comenzó por dos días, se convirtió en un trabajo de dos años.

-En dos años de trabajo, pasaría de todo. ¿Con qué se queda?

-Con todo. Todos los momentos son necesarios.

-¿Le gustan las casas abandonadas?

-Me siento muy atraída, no lo podría explicar, por las vibraciones.

-Es una colección que reúne distintas artes pero...

-Me quedo con la escultura. Aunque pienso que cada cosa tiene su momento. Hay veces que te viene mejor una fotografía para contar lo que quieres, otras, el dibujo....

-¿Qué diferencia «Meriñán» de otras muestras?

-En Vitoria tuve otra también de la barriada pero estaba más enfocada a pieza, a objeto artístico. Aquí hay una parte de documentación, objetos, fotos... el planteamiento es lo distinto. Cuenta una historia.

-¿Cómo se definiría?

-No me considero artista aunque haya estudiado Bellas Artes. Creo que eso no lo decides tú. Estoy empezando, como probando.

-Aún así, lleva ganado bastantes premios.

-Tengo «Art Nalón», el «Next» de Vitoria y estoy nominada a la Muestra de Artes Plásticas «Culturaquí» del Principado de Asturias. La verdad es que creo que ha sido mi año. Nunca había ganado ni nominado para nada. Creo que son rachas.

-¿Qué presenta al concurso del Principado?

- Escribí el cuento de Caperucita roja en asturiano en un camino con arena. Además, presento también otra escultura y una intervención que tengo en una casa abandonada de Bilbao.

-¿Planes de futuro?

-De momento seguir con «Culturaquí» porque los concursos tienen plazos y los trabajos lleva mucho. Volveré a Atenas, donde estuve estudiando de Erasmus, aunque voy un poco a la aventura. Soy un poco nómada y quiero seguir estudiando.