Mieres / Langreo, A. V.

Los siete trabajadores que permanecen encerrados desde el pasado 28 de mayo en los pozos Candín, de Langreo, y Santiago, en Aller, mantienen la moral alta. Según informó ayer la propia hullera, un médico de la empresa visitó a los cuatro trabajadores que mantienen la protesta en el pozo Candín mientras que en Santiago fue el delegado minero de seguridad el encargado de informar sobre el estado de los tres encerrados tras entrar a verlos. En el pozo allerano estaba prevista también una visita médica que, al final, tuvo que ser suspendida al no poder llegar a la mina a causa de las barricadas.

Tanto el facultativo como el delegado minero de seguridad que visitaron a los trabajadores encerrados en Candín los encontraron «muy bien y con la moral alta», sin percibir problemas de salud reseñables. Desde que se inició la protesta, Hunosa mantiene a sus servicios médicos en alerta las 24 horas del día. El operativo sanitario está compuesto por dos médicos, seis asistentes técnicos sanitarios y dos ambulancias. La empresa tiene previsto incrementar la frecuencia de las visitas sanitarias en los próximos días hasta hacerlas casi diarias.

Los médicos, como el servicio de ambulancias, permanecen de guardia. Por su parte, los asistentes técnicos sanitarios mantienen presencia continua a pie de pozo.

Los delegados mineros de seguridad, los maquinistas de extracción y los embarcadores también forman parte del equipo de emergencia diseñado por Hunosa. El delegado minero de seguridad visita a diario a los trabajadores para comprobar su situación anímica e informar de su estado. El embarcador es el encargado de servir la comida y todo tipo útiles a los encerrados. La empresa también mantiene operativo, por razones de seguridad, el servicio telefónico que permite comunicarse con el exterior y los encerrados pueden hablar tanto con sus representantes sindicales como con sus familias.

Tres de los diez mineros que iniciaron la protesta a finales del pasado mes de mayo tuvieron que abandonar los encierros por culpa de problemas de salud. Dos de ellos, uno en Candín y el otro en Santiago, por sendas crisis de ansiedad, mientras que un tercero, en la explotación allerana, sufrió problemas respiratorios.