Mieres / Langreo,

D. MONTAÑÉS / L. M. D.

Más de 16.600 parados en una población de apenas 150.000 habitantes, buena parte de ella envejecida, con una de las tasas de actividad más bajas del país. Con la minería, el principal sector económico de las Cuencas, tambaleándose y con un futuro más que incierto, este debería ser el momento de la reactivación, de recoger el fruto de muchos años de trabajo de la denominada diversificación económica. Sin embargo, pese a todo el dinero invertido en la creación de nuevos polígonos y en la llegada de empresas, la búsqueda de alternativas a la minería dista mucho de haber sido un éxito.

Las principales empresas llegadas al calor de los fondos mineros, como Alas Aluminium, Venturo XXI o Diasa ya han cerrado, y otras, como Rioglass Solar, amenazan con hacerlo si no se aceptan sus planes de futuro, que pasan irremediablemente por despedir personal. Estas no han sido las únicas firmas que tal y como llegaron con la bonanza, se fueron. Han sido decenas las compañías que han fracasado en las Cuencas, algunas, como Bioenergy del Principado, antes incluso de abrir. A todas estas situaciones hay que añadir las dificultades que atraviesan otras compañías, inmersas en expedientes temporales de regulación de empleo que, si la economía y el sentido común en la gestión no lo remedian, pueden pasar a engrosar la ya larga lista de empresas fantasma en las Cuencas.

El Nalón tiene dos casos paradigmáticos. Alas Alumnium llegó a tener más 300 empleados, y cuando se anunció su cierre tenía 256. Venturo XXI alcanzó 125 empleos, y cuando dejó la actividad, 78. Beneficiadas por los fondos mineros y por ayudas y beneficios de todo tipo, sus casos fueron ampliamente discutidos. Otras empresas, sin embargo, hicieron menos ruido. Es el caso de Ascamon, ubicada en Riaño, especializada en grandes obras públicas y que llegó a contratar a 120 personas. Sus 75 trabajadores se quedaron en la calle. Un camino similar parece seguir Aliser, que alcanzó los 200 empleos y que ahora está en concurso de acreedores, con 90 trabajadores. Firmas del metal históricas, como Sodes, en el polígono de Meriñán. Con picos de contratación de 70 empleados, 16 de ellos fijos, bajó la persiana esta primavera.

El goteo de actividad que ha ido destruyéndose desde 2008, pese a las ayudas de los fondos mineros, ha sido constante. CC OO del Nalón cifró en unos 600 empleos los destruidos en la industria durante la crisis, con el cierre de 20 empresas. En la construcción, fueron 25 las empresas que cerraron, con unos 250 empleos destruidos. A todo ello hay que añadir la incertidumbre respecto al futuro de Duro Felguera en la comarca del Nalón. Desde 2008 sacó de Langreo unos 300 empleos, y el futuro del tallerón de Barros y de Felguera Melt, según los trabajadores, no es muy claro. Firmas emblemáticas de la investigación y el desarrollo en el Nalón, como Bionorte, también atraviesan momentos difíciles, y trabajan únicamente una semana al mes. Con este panorama, el valle del Nalón suma ya 8.992 parados.

En la cuenca del Caudal la situación tampoco es mucho mejor. Rioglass Solar ha aglutinado toda la atención de los sindicatos durante las últimas semanas. La empresa abordará 44 despidos en sus plantas de Mieres y Lena y un ERE de ocho meses de duración. Inicialmente planteó hasta 91 despidos. La multinacional no es ni mucho menos la única empresa zarandeada por la crisis en la Montaña Central. Thyseen, Construcciones Mecánicas Urueña, Diasa Pharma, Kerkus Metals, Enferbús, Inbulnes, Mieres Tubos o Laminados de Aller, entre otras, han pasado dificultados. En algunos casos resisten los envites de la recesión, en otros se ha echado el cierre. Mención aparte merece el sector de la construcción, que en la comarca ya tiene más de un millar de parados. La crisis económica y su especial incidencia en el sector inmobiliario ha generado en el territorio a lo largo de los dos últimos años un cierre en cadena de empresas vinculadas a la construcción. Más de una decena de firmas han echado el cierre en Mieres, Aller y Lena o se encuentran actualmente sin actividad.

Los empresarios consultados por este diario apuntan que las pequeñas empresas que están asentadas en los polígonos de la comarca están salvando la crisis sin apenas ceses de actividad. «Se sobrevive reduciendo las plantillas y echando muchos números, pero cierres ha habido pocos», señalan los citados portavoces. Es en las fábricas de mediano y gran tamaño donde más se deja sentir el repliegue industrial. El caso de Rioglass es el último de una larga lista de proyectos quebrados.

Construcciones Mecánicas Urueña presentó hace dos semanas un expediente de extinción de empleo para la totalidad de la plantilla, 33 trabajadores que ya estaban regulados temporalmente desde el pasado mes de abril. Según explicaron los representantes sindicales de la compañía, ubicada en el núcleo turonés de La Cuadriella, antes de finales de año la totalidad de la plantilla pasará a engrosar las listas del paro. La actividad de Construcciones Metálicas Urueña se centraba en la fabricación a medida de componentes metal-mecánicos y bienes de equipo en acero.

No es el único golpe duro que ha recibido el valle de Turón en los últimos meses. Diasa Pharma está en liquidación. La empresa empezó a funcionar en 2004 y llegó a contar con un centenar de trabajadores, la mayoría vecinos jóvenes de las Cuencas. Tras unos años en marcha, en los que la compañía aumentó la plantilla, los primeros problemas aparecieron en enero de 2009. Por aquel entonces, el socio mayoritario, que participaba en el proyecto con Sadim -filial de diversificación de Hunosa- aseguró que se trataba de un problema económico puntual. No fue así. El conflicto laboral continuó y, tras nueve meses, la firma presentó concurso de acreedores. Se nombraron administradores, que intentaron sacar adelante la empresa sin resultado. En marzo de 2011 el juzgado dictó la liquidación de la planta y las oficinas. También se han vendido los coches de la compañía, que se disolvió hace más de un año, pero continúa sin aparecer un comprador para las naves del polígono de La Cuadriella. Ante esta situación, los 26 trabajadores que permanecieron en la planta hasta su cierre, a principios de 2011, continúan sin cobrar los 200.000 euros que reclaman en concepto de atrasos.

El Juzgado de lo mercantil número 2 de Oviedo también ha dictado la apertura de la fase de liquidación de Kerkus Metals y la disolución de la sociedad. Desaparece así una de las principales empresas del sector del aluminio en las Cuencas, nacida al calor de la implantación de Alas Aluminium en Langreo. La quiebra de la planta de Ciaño, que había sido emblema de la reactivación de las comarcas mineras, ha arrastrado a la fábrica mierense, que también obtuvo cuantiosas ayudas de fondos mineros para su creación. Hace casi un año, Kerkus Metals presentó concurso de acreedores ante la caída de pedidos. Desde 2009, los 39 trabajadores de la planta del polígono industrial de Vega de Baíña habían sufrido hasta tres expedientes de regulación de empleo ante la caída de ventas. En este mismo parque empresarial está la empresa de transporte de viajeros Enferbús, concesionaria de la línea que conecta por carretera Lena y Mieres con Oviedo. Lleva inmersa en concurso de acreedores desde mayo y los trabajadores han comenzado a cobrar sueldos, pero con tres meses de retraso. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó recientemente el anuncio de presentación del informe de los administradores concursales y da un plazo a los acreedores para que presenten, en caso de que sea preciso, sus impugnaciones tanto al inventario de bienes y derechos como a la lista de acreedores. Los 32 trabajadores que forman la plantilla son acreedores de la propia empresa, que les adeuda tres mensualidades y una cuantía de más de 200.000 euros en concepto de atrasos y festivos trabajados.

Los conflictos laborales también han salpicado Thyssenkrupp Norte, ubicada en La Pereda. El comité de empresa de la planta, dedicada a la construcción de pasillos rodantes y escaleras, convocó el pasado verano varias jornadas de huelga pidiendo una subida salarial. En junio, la empresa llegó a acordar un Expediente de Regulación de Empleo de nueve meses para el 60% de la plantilla. La negociación se cerró y, cuando el ERE estaba a la espera de la aprobación de la autoridad laboral, Thyssenkrupp recibió carga de trabajo. Un pedido llegó desde Arabia Saudí, para fabricar los 46 pasillos rodantes de la estación del tren de alta velocidad de La Meca.

La dirección de la compañía Inbulnes ha llegado a un acuerdo con la plantilla para poner en marcha un expediente de regulación de empleo (ERE) que afecta a cuarenta trabajadores. Esta firma, ubicada en Mieres, es propiedad del mayor empresario de la minería privada de España, el leonés Victorino Alonso. La empresa mierense, que se dedica a climatización, redes de fluidos, mecanización y electrificación, nació en el año 1989 y, desde entonces, se ubica en el polígono de Fábrica de Mieres.

No todo son malas noticias en las empresas de las Cuencas. La planta de Laminados de Aller, dedicada a la producción de vidrios de automoción, ha recuperado carga de trabajo y ha retirado el expediente de regulación de empleo (ERE) que firmó a finales del pasado año por un plazo de doce meses. Los 52 trabajadores de la compañía están en sus puestos, para cumplir con un nuevo pedido que han recibido de la compañía automovilística Audi y que se alargará durante cinco años.