En plenos Juegos Olímpicos, el Descenso Folklórico del Nalón ha destacado en salto de altura. Más participantes, más carrozas y mayor calidad en las embarcaciones fueron la seña de identidad de la fiesta de este año. Con los verdaderos juegos de río, Laviana se paralizó para demostrar una vez más que la suya es la "folixa" del verano por excelencia en las Cuencas. El lema del Descenso es "si llueve, que llueva", pero esta vez hasta eso salió bien. Desde el mediodía Pola de Laviana se vistió de gala, preparándose para batir registros de ediciones anteriores. Y vaya si lo hizo. Cuarenta embarcaciones y más de dos mil participantes mezclaron baile, alegría y la dosis justa de desenfreno para que el Descenso 2016 sea muy complicado de superar.

Niños y mayores, locales y foráneos, construyeron en torno a unas excepcionales embarcaciones sus propios Juegos Olímpicos, que salvando las distancias, nada tienen que envidiar a los que salen por televisión. Las ganas de Laviana se demostraron incluso antes de que arrancase el desfile. La música se puso a todo volumen a modo de aviso: esto va a empezar. Y comenzó a ritmo de batucada, pero no sin problemas, porque la peña "El Bajo" y su Perla Negra tuvieron que superar un percance a la hora de maniobrar. Pero solamente el Nalón iba a tener la capacidad de aguar la fiesta. A ritmo de batucada, de tonada y de música moderna arrancó el desfile por unas calles de Laviana más abarrotadas de gente que nunca. Las cámaras de fotos funcionaron a pleno rendimiento desde el principio y hubo referencias a personajes modernos y a otros que no lo son tanto. Abrió el desfile, como no podía ser de otra manera la Peña "El Sol" con su Asturias Olímpica. Formada por niños -las carrozas infantiles son las primeras en pasar-, no faltó el abanderado, portando la cruz de la victoria para abrir la marcha.

El ritmo en los inicios fue bajo, y los horarios se apretaron ante la cantidad de estructuras que tenía que desfilar. Pero se puede achacar a la hora, que era la de la siesta, porque en el momento en que empezó a caer agua desde las ventanas, los ánimos se dispararon todavía más. "Que guapu ye el Descenso del Nalón", repitieron algunos de los asistentes al paso de las embarcaciones. La bebida corría, y daba igual la canción que sonase. "Laviana para estas cosas son los mejores", decía la gente. Y sí, quedaba bastante claro. Un público que se repartió a lo largo de la localidad y que a medida que avanzaba el desfile se fue desplazando hasta el pueblo vecino, Puente d'Arcu, donde las carrozas se meten al río. "El Sutu Beach Club" fueron los primeros en entrar en al agua -fría, como siempre-, y tras alguna maniobra, arrancaron entre los aplausos del respetable. No era una competición, pero parecía que había medallas en juego.