Una explosión y el posterior incendio, de origen aún por determinar, provocó ayer la destrucción de parte de una vivienda en el número 27-B de la calle Leopoldo Fernández Nespral de Sama (Langreo). Afortunadamente, la propietaria del piso se encontraba fuera de su vivienda cuando todo ocurrió. No corrieron tanta suerte sus mascotas, una perra y un conejo, que sí murieron en el incendio. Tuvieron que ser desalojadas 35 viviendas, 21 en el portal en el que se produjo la deflagración y otros 14 en el número 27-A. Pasadas las diez de la noche pudieron ir volviendo a sus hogares progresivamente, a excepción del piso en el que se originó el fuego.

El suceso alarmó a un buen número de vecinos de Sama. Sobre las siete y media de la tarde los servicios de emergencia recibieron la llamada de aviso: los vecinos habían oído "una explosión", y luego se había originado un fuego, que era visible por el patio interior del edificio. Acto seguido empezaron a sonar las sirenas en Sama. Primero, la UVI móvil, que tiene su base a escasos 500 metros del lugar del incendio. En menos de cinco minutos, los camiones del parque de bomberos de San Martín del Rey Aurelio, en El Entrego. La calle ya estaba llena de curiosos y de algunos vecinos, que empezaban a salir de sus casas al ser desalojados por la Policía Local.

Al principio no se sabía muy bien qué había ocurrido: algunos vecinos, como Agustín Moreno, escucharon una "explosión". Desde su séptimo piso se asomó a la ventana del patio interior y vio como "salía el humo hacia arriba". Otros, como Joaquín Berza, no la oyeron porque "estaba durmiendo, pero luego me despertaron". Quien estaba con él en casa era su suegra, Begoña Campoamor, de 90 años, que se puso "muy nerviosa" por todo lo que estaba ocurriendo. Con el paso de los minutos se determinó que el piso en el que se originó el suceso estaba vacío y no había ninguna persona herida. Peor suerte corrieron las mascotas de la dueña de la vivienda afectada.

El origen del fuego está aún por determinar, si bien la hipótesis que se baraja es la posible explosión de una bombona, que a su vez originó un fuerte incendio, si bien "la policía científica es la que debe determinarlo", apuntó Pablo López Triviño, jefe de zona de Bomberos de Asturias, que añadió que se movilizó a los trabajadores de San Martín, Mieres y Coballes. La Policía Nacional y la Local también ayudaron.

Cuando el fuego se controló y se disipó buena parte del humo, los bomberos permitieron a los vecinos ir subiendo, por turnos, para buscar ropa de abrigo y medicamentos -había mucha gente mayor entre los desalojados- que tuvieran que tomar. El alcalde, Jesús Sánchez, tras hablar con los técnicos, informó a los vecinos de que iban a poder volver a sus viviendas. Se realizó un apuntalamiento "por precaución" en la zona del primer piso. Pasadas las diez de la noche los aproximadamente ochenta vecinos desalojados fueron volviendo a sus casas.