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El soterramiento con mi nieta

De paseo con una niña de 9 años por las obras ferroviarias

El soterramiento con mi nieta

Hace días paseaba yo con mi nieta de 9 años, por La Felguera, y al pasar cerca de la acera desde la que se ven las obras del soterramiento ferroviario, me pregunta cuándo se acabarán, porque se acuerda, desde que tenía 3 años, cómo habían empezado las obras. Respondo que no lo sé. Su segunda pregunta es qué son esas obras y para qué. Vaya, pienso, menuda papeleta responder a eso; no obstante, me dispongo a afrontar la cruel realidad. Vale, le digo, mira nos sentamos enfrente de las obras y hablamos de ello, qué te parece. No lo pensó dos veces y allí se sentó. A ver, abu, comienza.

El comienzo fue como una especie de cuento, para que ella se relajase e hiciese preguntas. Iba a empezar con el clásico "érase una vez...", pero no. Así comencé: Corría el año 2009, el otoño ya iba avanzado allá por el mes de noviembre, cuando en Langreo comenzaron unas obras de ingeniería, -aquí dudé de si entendería esa palabra, y sí, sabe de lo que va- para soterrar (ésta tuve que explicársela) el trazado ferroviario a su paso por Langreo. Y fíjate, le dije, después de ocho años todavía siguen ahí.

Es que será muy difícil, responde mi nieta; seguro que sí, le digo; pero hay algo más. Tú escucha. Cuando empezaron a hacer las obras siendo, como bien dices, difíciles, las personas que entienden de ellas fijaron una fecha de conclusión para el año 2012; pero estamos en el 2017, responde ella, van cinco años de retraso amplía, matizando. Efectivamente, estamos cinco años después de la fecha que se proponía de acabado. Pero es que, además, hace dos años, en el 2015, se cortaron las vías del tren durante seis meses entre Gijón y Laviana, ¿sabes dónde quedan esos pueblos? Sí, me dice, uno es el que tiene playa y es donde como churros y el otro a unos kilómetros de distancia, hacia arriba, desde aquí. ¿ Y cómo iba la gente, si no tenía tren?, me pregunta; poniendo autobuses en el trayecto, respondo. ¿La gente no protestó?, continúa preguntando, mi nieta; sí, claro, que protestó; y continúa protestando; pero no había más remedio; después, se mostró contenta y resignada.

Retoma lo de la protesta y me dice ¿continúan protestando?, ¿cómo, abu? Pues mira, los vecinos y vecinas de cerca de las obras, junto con otras personas, salieron a la calle con pancartas varias veces y se manifestaron otras tantas para que las obras terminen y la zona quede guapa y los trenes puedan circular... Oye, me interroga, ¿te acuerdas cuándo era pequeña que parabas en nuestro paseo para que viese el tren pasar? Claro que me acuerdo, pero te sigo contando...Vale, me dice.

Oye, abu, los partidos políticos qué dicen sobre estas obras. Ejem, ya me cogió fuera de juego, pensé; pero hay que mojarse. Mira, querida nieta, en esto como en otra muchas cosas, hay partidos políticos que solo se sacan la fotografía con los vecinos y vecinas; hay otros que lo toman más en serio y realmente luchan por mejorar el pueblo y en este caso porque las obras se terminen bien y los trenes vuelvan a circular. Ah, vale, me dijo; no sé si me entendió, por si acaso no insistí. Volví a las protestas, que ella había preguntado y le comenté las que hubo en su día; las entrevistas que se mantuvieron; las promesas, incumplidas, de las autoridades; el compromiso del actual ayuntamiento de Langreo, que está, junto con el movimiento asociativo, tirando porque las obras se agilicen y el servicio de trenes no desaparezca. Lara me escuchaba, la verdad no sé si su silencio, algo más largo que los anteriores, era de asentimiento o de aburrimiento; el caso es que en un momento dado, me mira, se sonríe, y me pregunta: oye ese papel amarillo, que tiene como unas aspas, y que tienes en casa y que trae escrito algo de una manifestación el 18 de mayo, qué es. Ah, lo has visto, es un llamamiento a la gente de Langreo y de otros concejos para que nos manifestemos ese día y exijamos que las obras se terminen. ¿Entonces, abu, la gente está enfadada? Mucho, Lara, mucho; está indignada por tanto retraso y mentiras en el cumplimiento de las obras. ¿Lo entiendes? Sí, me responde. ¿tú vas a ir a esa manifestación? Claro, iré. Tendría que ir mucha gente, puntualiza ella, pues sí, respondo. Bueno, a lo mejor se terminan antes del 18 de mayo y no hace falta la manifestación. Mi nieta se ríe.

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