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El lento reverdecer del cuartel

El proyecto de la nueva sede de la Guardia Civil de Mieres sigue sin despejar muchas incógnitas tras casi siete años de constantes bandazos

Los terrenos del cuartel de la Guardia Civil, tomados por la maleza. FERNANDO GEIJO

Pronto se cumplirán siete años del fulminante desalojo del cuartel de Mieres ordenado por el Ministerio del Interior a raíz de que se detectasen graves anomalías estructurales en el viejo edificio. El inmueble se derribó a principios del año pasado, siendo hasta la fecha la única actuación concreta abordada por parte de la administración central. A estas alturas el verde predomina en la amplia parcela situada en el acceso norte a la ciudad, pero el tono cromático no responde a la presencia de los inconfundibles uniformes que visten los agentes del cuerpo, sino a la selvática frondosidad de la maleza que crece en el interior de la amurallada parcela. Un paradoja que revela el lento avance de un proyecto que no ha dejado de dar bandazos.

Todo indica que la obra del nuevo cuartel comenzará este mismo año. Ahora bien, pese a la aparente inmediatez del inicio de los trabajos son varias las incógnitas que aún están por despejar . Así, el PP garantiza que el proyecto del nuevo cuartel se ejecutará en los términos que quedaron establecidos a principios de 2016, al menos en lo que se refiere a la cobertura económica prevista. Los populares aseguran que pese a que inicialmente Interior tiene presupuestados 4,3 millones en inversiones plurianuales hasta 2019, será en 2020 cuando se complete el gasto, elevando el coste total del proyecto hasta los 9 millones anunciados en su momento por el Delegado del Gobierno en Asturias y la cúpula de la Guardia Civil. Por su parte, el gobierno local de Mieres no lo tiene tan claro, al menos, así lo dicen desde la dirección local de IU. Ricardo González, secretario de política municipal, critica el "hachazo" que, según la coalición, ha sufrido el presupuesto. "De nueve millones pasamos a poco más de cuatro. A este paso, nos quedamos sin nuevo cuartel o tendremos uno de tercera categoría", señaló.

Las dudas que existen todavía ahora sobre el proyecto se enmarcan en un largo proceso marcado por cierto desconcierto. Para empezar la clausura del viejo cuartel ya fue sorprendente. Pese que los daños estructurales que padecía el inmueble eran conocidos, en enero de 2011 el desalojo de las instalaciones se estableció con la máxima urgencia, casi de un día para otro. El primer problema grave surgió a la hora de reubicar a los agentes. La primera orden fue la de repartir a los integrantes de las diferentes unidades en diferentes cuarteles de la zona central de Asturias. La rápida intervención del alcalde, Luis María García, frenó esta iniciativa. Al final se optó por trasladar a todo el operativo local al edificio del viejo centro de salud Sur. Unas semanas después, el por entonces delegado del Gobierno, Antonio Trevín, anunció que los trabajos de construcción del nuevo cuartel se adjudicarían antes de que finalizara 2011. "Es posible que incluso podamos ver iniciadas las obras antes de que finalice el año", señaló. El tiempo ha demostrado que la citada planificación era extremadamente optimista.

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