El paso provisional habilitado por el Principado para rodear el argayo de Anzó (Sobrescobio), que se produjo hace tres semanas y dejó prácticamente aislado al concejo de Caso, ya no estará limitado sólo a los vehículos todoterreno. La Consejería de Infraestructuras obtuvo el permiso de Confederación Hidrográfica del Cantábrico para que el camino no sea utilizado sólo por los todoterreno con autorización para circular por el parque de Redes y aquellos habilitados por el Consorcio de Transportes para trasladar a los vecinos de un lado a otro de la carretera AS-117, como ocurre desde el pasado lunes. Se abrirá para "vehículos ligeros", aseguró el alcalde de Caso, Miguel Fernández.

La "complejidad técnica" de la obra, que alargará los plazos estimados inicialmente, ha motivado esta decisión, que ayer fue comunicada a los vecinos de Caso a través de un bando municipal firmado por el regidor. El consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, aludió en su visita al argayo a que se atenían "a la autorización de la Confederación Hidrográfica y veremos el margen que deja y lo que podemos hacer". Finalmente, a la vista de la situación, con un talud inestable que precisa una actuación "compleja" y ante las peticiones de los vecinos, ha logrado la autorización.

La Consejería ya ha comenzado los trabajos previos para acondicionar ese paso provisional y que puedan circular también los turismos. "Tendremos que analizar si se pueden meter carrocetas para que los empresarios de la construcción puedan trasladar el material", aseguró el regidor.

El bando refleja que los horarios que se fijarán para transitar por el camino, que discurre paralelo al río Nalón y que lo cruza en dos ocasiones, no están aún concretados. Los todoterrenos que tienen autorización para circular por el parque y los taxis habilitados pueden cubrir el trayecto actualmente desde las siete y media de la mañana a las nueve de la noche, con la presencia de guardias de seguridad. Fuera de ese horario el camino permanece cerrado. La Consejería de Infraestructuras asfaltará los dos accesos hasta el río mientras que el resto del recorrido, que tiene unos 400 metros de longitud, se acondicionará con zahorra para permitir el paso de los turismos. El camino tiene un carril, por lo que los conductores que accedan desde uno de los lados tiene que esperar si se encuentra algún vehículo circulando en esos momentos en sentido contrario.

La Consejería de Infraestructuras trabaja para conseguir una máquina perforadora con unos brazos que alcanzan los 50 metros y que actuarían desde abajo para retirar 1.500 metros cúbicos de rocas. La dificultad de esta opción radica en la disponibilidad ya que sólo existen dos en España, en Cataluña y Madrid. La otra alternativa es recurrir a una voladura en la ladera desde la zona alta. En este caso se tiene que estudiar "si es posible colocar arriba en el talud unos carros perforadores a 50 metros de altura con una grúa de 400 toneladas para meter los tiros a 15 metros de profundidad", señaló el director de Infraestructuras, José María Pertierra, en su visita a Anzó.

Una actuación que no tiene plazo fijado para su conclusión. De momento, las obras en el talud están paradas. Hasta la apertura del paso provisional, los vecinos que querían sortear el argayo para continuar por el Corredor tenían que recorrer a pie un trayecto de veinte minutos con pronunciadas pendientes. La otra opción es utilizar la carretera de la Collá d'Arniciu, en la que se tarda una hora para cubrir en coche los 33 kilómetros.