Aprovechando el buen tiempo del pasado lunes, unos jóvenes se fueron de excursión por el monte. Y cuando estaban en la zona de La Felguerina, en el concejo de Caso, se encontraron con una estampa que les llamó la atención: un perro atado al que se le marcaban todas y cada una de sus costillas. Una cabeza enorme, típica de un mastín, en un cuerpo reducido a la mínima expresión. Los jóvenes avisaron de la situación a su vuelta y las circunstancias del perro terminaron llegando a una protectora de animales, que ha denunciado el asunto ante el Seprona de la Guardia Civil, al igual que ha hecho algún ciudadano más a título particular.

Los excursionistas contaron que "el perro estaba muerto de hambre, sin agua y sin nada". Y le dieron todo lo que tenían: bocadillos y agua, que el can devoró con ansiedad. Aunque lo alimentaron con mucha precaución por si el can pudiese tener una reacción violenta. Su aviso llegó a oídos de un adulto, que mandó una denuncia por correo electrónico al Seprona y terminó alertando también a la protectora Comvive.

La asociación animalista puso el anuncio en su cuenta de Facebook, advirtiendo de la situación del perro, "por si su dueño había muerto y había quedado abandonado". "Recibimos un montón de comentarios, fue una locura. Y gente del pueblo habló con nosotros, diciéndonos que pertenece a un ganadero. La verdad es que el perro está en condiciones lamentables", asegura Patricia González Tuya, que calcula que el mastín tendrá "como mucho la mitad de su peso normal". Además, al permanecer amarrado no puede buscar comida por su propio pie. La protectora envió a un colaborador a la zona, que comprobó que el perro sigue en igual estado y le dio de comer.

"El Seprona ha localizado al dueño y han comprobado que lo tiene todo en regla. Dicen que no van a hacer nada más por ahora, pero el perro sigue ahí y no sabemos si va a durar mucho más o lo que pueda hacer el dueño con él. A ver si las autoridades nos hacen un poco más de caso", reclama Patricia González Tuya.