"La atmósfera actual contiene 9.000 millones de toneladas de carbono que antes no estaban", alertó el catedrático de Ecología y vicerrector de la Universidad de Oviedo, José Ramón Obeso, investigador del CSIC en la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad, con sede en el campus de Mieres, en el debate titulado "Biodiversidad y cambio climático", organizado por el Ayuntamiento de Mieres. El acto contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de Las Cuencas.

Obeso compartió mesa con la doctora en Biología y actual directora de la mencionada unidad de investigación, Paola Laiolo, centrando sus exposiciones en las alteraciones experimentadas en la atmósfera, y en la fauna y flora, como consecuencia del cambio climático y la elevación de la temperatura. Ambos científicos coincidieron en la necesidad de adoptar medidas. "Si la humanidad no cambia, tendrá que enfrentarse a severos problemas", concluyó Obeso.

Obeso explicó cómo los cambios en los usos del suelo, principalmente debidos a la actividad agrícola, y las emisiones de carbono a la atmósfera producidas por la especie humana están influyendo en el cambio global, una modificación de los ciclos biogeoquímicos naturales a escala planetaria. "La especie humana, por su crecimiento, tiene la capacidad de causar impactos en el planeta", dijo Obeso, para el que "cómo alimentar a una población mundial que próximamente llegará a los 9.000 millones de habitantes supone todo un reto". "Como resultado de los usos agrícolas, desde 1950 el planeta está perdiendo vegetación natural, lo que produce una interferencia en el ciclo del carbono".

Porque el carbono contenido en el suelo continúa emitiéndose a la atmósfera, pero ya no puede ser recuperado por una vegetación inexistente. "Un bosque adulto asimila tanto dióxido de carbono como emite; es lo que se conoce como respiración vegetal", añadió el investigador, que advierte de que la progresiva deforestación del planeta no hace sino incrementar la emisión de CO2, principal responsable del efecto invernadero. "Nunca en la historia, y podemos remontarnos a 800 millones de años, hubo semejante concentración de dióxido de carbono en la atmósfera", anunció Obeso.

"Las causas naturales pueden explicar los cambios del clima producidos en la historia de la Tierra, pero no lo que está sucediendo actualmente. Sólo la suma de los cambios naturales y los gases de efecto invernadero derivados de la actividad humana lo explica", señaló José Ramón Obeso, para el que las predicciones de futuro dependen directamente del comportamiento de la especie humana. Así, el incremento de la temperatura global será más o menos acusado según se reduzcan o no los niveles de emisiones de carbono a la atmósfera.

Las predicciones más pesimistas, sobre la base de elevados niveles emisiones, hablan, por ejemplo, de variaciones en las precipitaciones y su distribución, muy escasas en la cuenca mediterránea, aumento de la temperatura en tres grados en el área cantábrica, graves efectos sobre ecosistemas, cambios bruscos en el clima, falta de agua y efectos severos en las plantas y, en consecuencia, las cosechas. "Más calor y menos agua suponen cosechas más reducidas y, además, expuestas a las plagas", declaró Obeso que, finalmente, estableció que "cualquier medida tiene que ser global, pues la repercusión del problema es a escala planetaria". "Necesitamos fuentes de energía sin emisiones y un cambio cultural encaminado a la reducción del consumo energético, de la huella de la agricultura y del despilfarro".

Paola Laiolo enfocó su exposición en el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad. "El incremento de la temperatura en un grado provoca un desplazamiento de cien kilómetros hacia el norte y de cien metros de altura de las especies animales y vegetales", manifestó Laiolo, que advirtió de que estas alteraciones ya se perciben en todas las cumbres europeas. "Asturias es el límite por el sur de algunas especies árticas y boreales que, de seguir subiendo la temperatura, desaparecerán de aquí", en referencia, por ejemplo, al urogallo. La investigadora comentó que en la actualidad están apareciendo en las regiones árticas especies procedentes de zonas más al sur. "Esto produce una pérdida de la riqueza global", lamentó Laiolo, que alertó de que los adelantos de las estaciones producen problemas de supervivencia de las especies polinizadoras, como el abejorro, con graves consecuencias en la producción vegetal.