La lucha contra el avispón asiático, el temido enemigo de las abejas que tanto daño hace a la apicultura y que se está extendiendo con gran rapidez por Asturias llega al valle del Nalón. Los ayuntamientos están concienciados del gran peligro que supone esta especie invasora, y a través de sus servicios de Medio Ambiente han colocado cientos de trampas para atrapar a las avispas reina, que en estos meses del año intentan fundar sus colonias. Estas trampas se han colocado en muchos casos en zonas sensibles, como son los paseos fluviales, donde hay abundancia de árboles y vegetación y por los que muchas personas pasean cada día en la comarca.

Ejemplo de esta lucha contra la "Vespa velutina" -nombre científico del avispón asiático- son las campañas puestas en marcha desde los consistorios de Langreo y Laviana. En ambos casos, sus servicios de Medio Ambiente han colocado numerosas trampas en distintos puntos de los concejos. Todas estas trampas son similares: se trata de una botella de plástico, colgada de las ramas de un árbol, con dos orificios y con un líquido que atrae a estos insectos. Muchas de estas trampas ya tienen atrapadas a avispas reina, que son las que estos primeros meses de primavera están activas.

Desde mediados de febrero hasta principios de junio este tipo de trampa es efectiva, ya que es cuando los avispones se despiertan de su hibernación. A partir de estas fechas, se entra en una segunda fase, el de la eliminación de los nidos "embrionarios", del tamaño de una manzana aproximadamente, en el que la reina intenta sacar adelante a su primera camada de obreras. Intentan hacerlos en lugares protegidos, como desvanes. Los nidos secundarios empiezan a hacerse más comunes en verano. Son mucho mayores de tamaño, y suelen encontrarse en árboles.

Originaria de China, la "vespa velutina" entró en Europa por la zona de Burdeos (Francia) en el año 2004. Ya ha colonizado gran parte de la Europa occidental. El primer caso de su presencia documentado en España se produjo en Navarra, en 2010. Ya se ha extendido por toda la zona de la cornisa Cantábrica. Los primeros ejemplares detectados en Asturias se encontraron en 2014, en el occidente de la región, a causa de un foco procedente de Galicia. Al oriente de Asturias, procedentes de la expansión por el Cantábrico, llegaron en 2016. Hay una aplicación web disponible para informar de la presencia de esta especie en Asturias: www.avisap.es.