Casi tres años a la deriva. Los vecinos del parque natural de Las Ubiñas-La Mesa critican que el espacio natural lleva desde el verano de 2016 sin un Instrumento de Gestión Integral (IGI). Esta situación dificulta los trámites de licencias y el acceso a subvenciones, si las hubiera, para vecinos de zonas rurales protegidas. Ahora se acercan las elecciones y, salvo unas reuniones que consideran "un plan de cara a la galería", no saben más de los trámites: "Nos tememos otro verano sin una línea de actuación clara", lamentan.

El parque de las Ubiñas, en realidad, lleva más de un lustro sin un plan de gestión claro. El penúltimo documento se tumbó en el juzgado por una denuncia vecinal. Se corrigió el plan pero la parroquia de Páramo volvió a los tribunales. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) falló a favor de los vecinos por la falta de una memoria económica.

Ocurrió en septiembre de 2016. El Principado aseguró que el procedimiento para actualizar el documento sería rápido, ya que sólo era necesario implantar la memoria económica. También repasar con los vecinos el reglamento del parque y abrir un periodo de alegaciones. Había algunos cabos sueltos que los vecinos de Lena querían atar, como que el anterior documento dejaba el paso libre a una línea de alta tensión. Y esa cláusula reabrió el debate contra la línea de Sama-Velilla.

"Hubo dos reuniones hace unas semanas, pero nadie nos ha hablado de plazos y nos vemos otro verano sin plan de gestión", lamentaron ayer los vecinos. El verano es la época más complicada por varias razones. La primera, que los osos se mueven más por el parque y no hay un reglamento claro sobre zonas acotadas para permitir la correcta convivencia con la especie protegida. Y otros puntos que, aunque de menor caladura, también confunden a los vecinos.

Como la polémica surgida por los perros. El plan que se tumbó en los tribunales establecía que todos los perros, salvo los de pastoreo y guardianes, deberían estar atados. "No sabemos bien a qué se refieren con un perro de pastoreo o guardián, porque creemos que todos los canes de los pueblos hacen esas funciones", señalaron los vecinos. Es por eso que reclaman una normativa más clara y con una única condición: que los perros del parque puedan estar sueltos, salvo en los casos que resulte imposible por otras normativas, y los de los visitantes transiten por el espacio protegido atados.

"Es una de las cuestiones que expusimos en los encuentros que hemos tenido con los responsables del espacio protegido", afirmaron los vecinos. Ahora esperan que sus propuestas tengan respuesta y que los trámites se agilicen al máximo: "No podemos estar así por mucho tiempo, ya que perderemos oportunidades", concluyeron.