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De lo nuestro | Historias heterodoxas

El imprescindible Luis Fernández Cabeza

Empresario, concejal y editor, impulsó numerosas iniciativas en Mieres y falleció en 1988 sin ver algunos de sus anhelos hechos realidad

El imprescindible Luis Fernández Cabeza

Luis Fernández Cabeza fue uno de los mierenses más influyentes en esta comunidad durante la segunda mitad del siglo XX, y sin duda quien aprovechó mejor su paso por las instituciones locales, ya que a pesar de que nunca fue alcalde de la villa, su trabajo como concejal en 1946 dejó más huella que la de muchos regidores, por ejemplo implantando un Plan de Ordenación Económica del Concejo y dando a la fiesta de Los Mártires de Cuna el impulso que mantiene desde entonces. También presidió la Comisión de Urbanismo y Planificación entre 1952 y 1958 y se encargó de la Comisión de Ganadería, Mercados y Matadero con tal acierto que sus actuaciones marcaron el desarrollo de Mieres.

Don Luis nació el 20 de junio de 1903, en La Pasera, en el seno de una familia a la que pertenecieron otros personajes conocidos, por ejemplo sus hermanos María Alegría y Jesús, quienes después de completar sus estudios en Alemania desarrollaron una carrera provechosa en el mundo de la sanidad: la primera como directora del Centro Secundario de Higiene de Mieres y el segundo con una larga carrera que lo llevó a ser Jefe Nacional del Seguro de Enfermedad y que según se contaba pudo atender a Francisco Franco.

Sin embargo, él eligió otro camino, fue profesor mercantil y después de trabajar cinco años en Mina Corujas conoció la emigración en México para regresar en 1934 y establecerse para siempre en Mieres. Aquí se casó con Pilar Bernaldo de Quirós, con quien tuvo seis hijos. Los dos abrieron mediada la década de los 30 la librería "La Cultura" que fue durante la segunda mitad del siglo XX uno de los establecimientos más emblemáticos de nuestro comercio sirviendo a la vez como editorial para editar sus propias publicaciones, siempre relacionadas con temas próximos. Así "Los deportes locales. Origen y desarrollo", en 1979; "Vigencia de un plan mierense. Ideas, proyectos, realizaciones", en 1981, y "Gente de mi pueblo. Cartas y conversaciones", en 1985.

La librería se mantuvo abierta hasta el año 2009 en el bajo de la vivienda familiar y fue tan popular que los vecinos no tardaron en referirse coloquialmente a su dueño como "El Culturu". Sobre ella, en el primer piso estaba el despacho por el que pasaron multitud de amigos y colaboradores, compaginando las entrevistas personales con constantes llamadas telefónicas de las que nacieron muchos proyectos para la mejora de esta villa.

En aquel despacho la música clásica siempre ponía fondo a las conversaciones, una afición que quiso extender al pueblo creando diferentes agrupaciones corales y la Filarmónica mierense con la que organizó durante años temporadas de conciertos de todo tipo acercando hasta Mieres a algunos de los solistas y pequeñas agrupaciones más relevantes de la época.

Fernández Cabeza siempre fue consciente de la importancia de los medios de comunicación a la hora de impulsar el desarrollo de los pueblos. Él mismo fue corresponsal en la prensa regional y supo aprovechar esta circunstancia para apoyar sus proyectos, aunque fue más allá y pensando en la implicación de los más cercanos fundó varias revistas locales como "Caudal", dedicada a los intereses juveniles y "Luz", de carácter religioso, pero sobre todo el semanario "Comarca", que mantuvo ininterrumpidamente desde 1956 hasta 1970 y ahora constituye una fuente indispensable de información para quienes estudiamos la historia reciente de nuestro concejo.

El periódico se convirtió en estos años en el altavoz de la Cuenca del Caudal; en él se reseñaron todos los aspectos de la actualidad de estos pueblos: acontecimientos y sucesos; actividades sociales y deportivas; quejas y demandas de los vecinos, e informaciones tan pintorescas como las enfermedades o las vacaciones de los ciudadanos más conocidos, o el parte de los atendidos en la Casa de Socorro. Pero sobre todo recogió las opiniones de aquellos que tenían algo que aportar, hasta contar el centenar de firmas empezando por la suya tras el seudónimo de "XAX", una abreviatura de la palabra indígena xaxata que oyó en México con el significado de cabeza, su segundo apellido.

Es imposible citar a todos los que ayudaron a pergeñar las páginas de Comarca, aunque no podemos olvidar a los más implicados: Julio León Costales y Jaime Huelga, empeñados en que no se perdiese el patrimonio material y humano de Mieres; el entrañable José María Pellanes; el polifacético Marino Fernández Canga; Luis Casal; Víctor Alperi, quien comentaba la actualidad literaria; Pío-Roberto Fernández Celaya, cuyas crónicas deportivas esperaban los aficionados con avidez; el sensible Antonio Pérez Feito; Benjamín Álvarez "Benxa", autor de impagables análisis sobre la evolución que el país estaba viviendo en aquellos años, o su hija Manola, pionera del feminismo contemporáneo en Asturias.

Luis Fernández Cabeza nunca ocultó su pensamiento católico y conservador, pero no puso a sus redactores más límites que la moderación y el respeto, aunque a veces las autoridades no lo entendieron así: uno de sus más estrechos colaboradores, Alfredo Fernández García "Zetta", fue detenido en una ocasión por aquella Guardia Civil de tricornio y capote que no encajó bien la expresión "maldito charol" incluida en un poema de inspiración lorquiana. Tras el fallecimiento de don Luis, el mismo "Zetta", miembro del IDEA como él, publicó en el boletín de esta institución una necrológica en la que lo definió perfectamente: "fue un agitador de conciencias, un despertador de dormidos, animador de vacilantes y motor de remisos".

A pesar de su proximidad a las autoridades franquistas, en los momentos claves no dudó en anteponer el interés local a los dictados políticos; se opuso públicamente a la instalación del lavadero central en terrenos cercanos a El Batán entendiendo que esta estructura podía frenar la expansión urbanística hacia el norte de aquel pueblo que todavía seguía creciendo y logró sumar en la llamada "Junta de Iniciativas" a diferentes sectores de la sociedad civil en la defensa de los puestos de trabajo cuando la reconversión industrial empezó a convertirse en una amenaza.

Sus iniciativas de progreso fueron innumerables, aunque en algunas ocasiones no llegaron a cuajar. Entre las que sí lo hicieron podemos apuntar por ejemplo la Escuela de Trabajo que dio sus primeros pasos con un grupo de enseñantes voluntarios en un local de la calle Valeriano Miranda antes de convertirse en Maestría Industrial y después más adelante en el Instituto de Formación Profesional; también la Escuela Agropecuaria, la propuesta del estadio municipal "Hermanos Antuña", varias canchas deportivas, un gimnasio y hasta el planteamiento de la mismísima Casa de Cultura.

Fue también fundador de colectivos que dinamizaron esta villa, así la tertulia literaria "Teodoro Cuesta", que contaba con su propio órgano de expresión llamado El Pregonero, y hacia 1960 con la ayuda del doctor Francisco Alperi y el arquitecto Efrén García organizó su gran proyecto: el Centro Cultural y Deportivo Mierense, con el objetivo de recoger muchas de las actividades que hasta aquel momento dependían de la Organización Juvenil Española y Educación y Descanso y ya estaban languideciendo.

Puede decirse que el Centro fue junto a la Asociación Amigos de Mieres el motor de la vida social de Mieres. Contaba entonces con secciones literarias, de cine-estudio y actividades deportivas relacionadas con la montaña y el aire libre que tuvieron su punto álgido sobre el año 1966 con la inauguración del refugio del Meicín. También organizaba exposiciones de artesanía y pintura, concursos de dibujo, fotografía y escaparates, y siguiendo su inspiración católica concursos de nacimientos y de poesía navideña donde coexistieron las modalidades de castellano y bable, impulsado por adelantados en la normalización de la llingua asturiana como Laudelino León, César Rubín, Florina Alas o Julián Burgos.

Don Luis presidió el Centro Cultural y Deportivo Mierense hasta que la artrosis, los problemas cardiacos y la pérdida de visión, forzaron su sustitución en diciembre de 1986 por Luis Jesús Llaneza.

Falleció con 81 años en la madrugada del 21 de octubre de 1988 sin poder ver realizados algunos de sus proyectos de más envergadura, como la carretera que debía llevar hasta Riosa por el Valle de Cuna o un gran área recreativa en el Picu Seana para alentar el turismo en esta zona. "Zetta" incluyó en esa necrológica que cité más arriba una frase que él le había dicho una vez: "Cuando se te ofrezca la ocasión de tener que elegir entre dos cosas o entre dos maneras de hacer la misma cosa, elige siempre la más difícil, que de seguro será la mejor y la más limpia"

Actualmente, una calle peatonal abierta frente al local en el que estuvo su librería perpetúa su memoria.

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