Sirenas sonando para cambiar de turno, el ruido machacón de los martillos, grandes chimeneas. Es en esto, en grandes empresas asentadas en las Cuencas, en lo que muchos piensan cuando se habla de la necesaria transición de la minería.

En el Edificio de Investigación del campus de Mieres, ayer, trataron un enfoque distinto. El de mejorar la autoestima de los vecinos de las Cuencas para que, sobre todo, crean en su futuro. El de una transición que, para ser justa, tiene que ser "inclusiva": escuchar a la sociedad más allá del ruido de las ayudas. "Importa más cómo se invierte que cuántos recursos haya". Así lo ven los expertos Francisco Ruiz y Eduardo Ramos. Juntos forman Consensa, una consultoría experta en gestión socioambiental y con experiencia en proyectos europeos de reconversión.

Los expertos de Consensa huyeron de una charla doctoral y se sentaron con el público. Porque esa, dicen, es la base de la transición. "Tiene que haber un liderazgo de arriba abajo, de los gobiernos regionales y locales -no solo del Ejecutivo central- y de abajo hacia arriba. Hay que incluir a las poblaciones, como se ha visto en los modelos más exitosos", explicó Ramos. Buena prueba es el pueblo francés de Loos-en-Gohelle (todo un ejemplo de transición justa de la minería). Entre otros proyectos, Ramos ha intervenido en el conflicto de las industrias extractivas en la Unidad de Respuesta a Crisis del PNUD-Nueva York.

"En los últimos meses, hemos visitado los municipios mineros de Asturias. En todos hemos encontrado mucho pesimismo, sobre todo, en lo referente a su capacidad para afrontar el futuro. ¿Somos realmente conscientes de la responsabilidad que tenemos sobre lo que está ocurriendo?". Primera pregunta para el público, que generó un largo debate. Entre otros temas, trataron las subvenciones europeas (fondos mineros) inyectadas a grandes empresas que fracasaron -como Diasa Pharma-. Según Ruiz, los fondos son necesarios pero "hay que evitar errores pasados en el futuro". "No es tanto las subvenciones, sino cómo se invierten", matizó el experto. "Hay que generar vocaciones, empoderar a la gente y decirles que en esta región, como en cualquier parte, se puede emprender".

Y otra pregunta de Ramos: "Es necesario un cambio de paradigma. Porque será muy difícil que venga otra Ensidesa, otra Hunosa u otra gran empresa a generar miles de puestos de trabajo. Hay modelos que ya no son competitivos ¿Significa eso que no hay salida?". Definitivamente, para la mayoría de los presentes en el salón de actos, no. "Se propagó el pensamiento de que lo ideal es tener un trabajo para siempre. Entrar, salir, a la misma hora y en el mismo sitio. Esto era visto como el sueño de todos, pero no debería de ser así", coincidieron.

La falta de empleo, el pesimismo, la escasez de alternativas? Conocer las debilidades de las Cuencas, afirmó Eduardo Ramos, está bien. Pero también hay que prestar atención a las fortalezas. A preguntas del experto, el público enumeró una lista: la riqueza natural, el paisaje, la historia. También los oficios del medio rural, que "se han devastado sin razón". Y otras, quizás las más valiosas, las intangibles: el carácter de los vecinos, su capacidad de hacer sentir en casa a todos los que llegan.

¿Cómo explotarlos? "No será fácil, llevará tiempo. Hay que afrontar el reto". De despedida, quizás también de ánimo, dejaron apuntada una frase del escritor Branden Sanderson: "Cada hombre es el héroe de su propia historia".