Si hay robots, ya no habrá "paisanos". Significaría el final del riesgo para los mineros pero también la pérdida, casi en su totalidad, de los empleos ligados al sector extractivo. O no porque, según Juan María Menéndez, "se generarían nuevos trabajos". "Sería el mismo problema que enfrentan el resto de sectores que se han robotizado", indicó el experto. No habría barrenistas, pero sí programadores para que los robots no fallen en el tajo. Se acabarían los vagoneros y los ramperos, pero alguien tendría que fabricar y mantener esos robots. Y expertos en "big data": los encargados de que la información y el control a distancia de la explotación marche siempre bien. ¿Sería posible en Asturias? Los proyectos de "Smart Mining" reciben ayudas europeas y podrían hacer competitivas minas que, en este momento, ya no lo son.

Y aquí lo curioso del curso en el campus: hablan de "Smart Mining", de robotización, pero uno de los módulos estuvo dedicado a las personas. En concreto, a los cambios sociales que atraviesan los territorios con la implantación de proyectos mineros. Al frente de este apartado estuvo Eduardo Ramos, uno de los impulsores de Consensa -consultoría experta en gestión socioambiental y con experiencia en proyectos europeos de reconversión.

"Hablamos de una transformación social, económica y ambiental de los territorios que no siempre se aborda bien por parte de las empresas mineras", aseguró Ramos. Desde su punto de vista, lo principal es el diálogo: "Uno de los casos que hemos estudiado fue el de Tintaya, en Perú". La puesta en marcha de esta mina de cobre supuso la expropiación tierras a los campesinos locales. Tras años de reivindicación, que incluyeron la paralización de los trabajos, empresa y campesinos llegaron a un acuerdo. "Solo consiguieron lo que todos buscaban cuando comprendieron que tenían que llegar a un entendimiento".

Momento crítico

Con la vista puesta "en casa", Ramos destacó que Asturias aborda ahora un momento crítico. El de la reconversión, la búsqueda de alternativas para el sector de la minería del carbón. Y, avisa el experto, hay que aprender de los errores del pasado: "Es imprescindible contar con la opinión de todos para alcanzar un acuerdo sobre el camino a seguir". Y "todos", insiste, incluye vecinos, universidad y profesionales de distintos sectores además de administraciones.

Un curso completo que gustó a los alumnos. Rafael Mardones, profesor de Geología en la INACAP, destacó que "es muy útil conocer hacia donde avanza ahora la minería". Pilar Vázquez, estudiante de Ingeniería de Minas, se va con la idea para su tesis: "La cantera del Naranco me inspiró, no había visto nada igual".