Para los que solo ven, David es un chaval con un aspecto algo descuidado. Un hombre delgado, que exprime las manos para conseguir palabras. Que parece demasiado nervioso y que se atropella al hablar.

Para los que escuchan, David es sincero. Reconoce que su situación es una maldita alquimia de su "mala cabeza" en el pasado y de falta de oportunidades en el presente. Lleva cinco años en "búsqueda muy activa" de empleo. Tiene dos hijos a su cargo, en custodia compartida, y sus únicos ingresos provienen del salario social básico: poco más de 600 euros al mes. "Es imposible vivir, simplemente sobrevives", afirma.

David vive en Pola de Lena, aunque se cita con este diario en una cafetería de La Villa de Mieres. "Puedes aparcar en una callejuela que hay detrás del barrio, ahí siempre hay sitio", avisa al teléfono minutos antes del encuentro. Porque así es él. Se preocupa. Dicen en el Ayuntamiento de Lena que ha sido uno de los mejores beneficiarios del plan "L.lena Contrata" y que algunos hosteleros y comerciantes llegaron a pedir al Consistorio que lo dejaran en plantilla. Se sonroja cuando se lo dicen: "Intento hacerlo bien", sonríe.

De poco vale el empeño si no hay un golpe de suerte. Los poco más de 600 euros que percibe se van en pagar facturas y el alquiler: 360 euros al mes por una vivienda digna. Además del plan "L.lena Contrata", ha trabajado en empleos temporales durante los últimos años. "Busco de lo que puedo, de lo que sale. Lo único que no quiero es hostelería por los horarios, porque me resulta muy difícil conciliar para estar con los niños".

Los niños, omnipresentes en la vida y en la conversación. Tienen 5 y 8 años. David ya no está con su pareja, aunque es un tema que bordea con educación. "Ellos entienden que papá tiene que tener trabajo para que todo vaya bien, ven las noticias y entienden que la situación es difícil". "Lo peor es cuando te piden algo que no les puedes dar. Me siento satisfecho de la buena educación que reciben en el colegio, siempre me asombran", afirma, y el orgullo se asoma a los ojos.

Él tampoco lo hace nada mal. Dice que intenta transmitirles que, a pesar de no tener dinero para juguetes, todo estará bien mientras estén en familia. "El valor de estar todos juntos". Lo que no paga el dinero.