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Los errores y los aciertos de "Gambito de dama": el ajedrecista Samuel Castelao analiza la exitosa serie de Netflix

De la velocidad de las partidas al "tirón de pelos" a Bobby Fischer: así ven los expertos la producción

Samuel Castelao reproduce la partida final de la serie “Gambito de dama”, en la plaza de Requejo. | Miki López

Apertura: Movimiento con el que comienza una partida de ajedrez. Que sea “Gambito de dama”, una de las más clásicas y ahora popular porque da nombre a una serie de la plataforma Netflix. Es una producción que lleva semanas en lo más visto, con críticas sobresalientes. Y tiene especial repercusión en municipios como el de Mieres, referente en Asturias para este deporte con el veterano Grupo de Ajedrez Mieres del Camino. También presume de uno de los torneos con más solera en la región y en España: el Open de San Xuan (treinta y cinco ediciones en 2019).

Si hay que sentarse delante de un tablero en el concejo, que sea con Samuel Castelao enfrente. Ajedrecista desde hace más de veinte años y un currículum que hasta el menos ducho aplaude: ganó partidas simultáneas contra Vicktor Korchnoi (dos veces rival en el Campeonato del Mundo contra Kárpov) y Anna Myzychuck. Sobre la serie dice: “Es un altavoz enorme, la han visto más de 62 millones de personas y esperamos que repercuta en las inscripciones del Grupo de Ajedrez Mieres del Camino”. No es descabellado pensarlo. Desde la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) afirman que han recibido más solicitudes de jugadoras mujeres en las segunda quincena de noviembre “que en los últimos cinco años”.

“Es un éxito rotundo”, dice el ajedrecista. Y un tirón de orejas para Bobby Fischer, genio del ajedrez en el que podría estar basado el personaje protagonista de la serie. Será el karma. Este declarado misógino se mueve por Netflix en el cuerpo de una mujer: la portentosa Beth Harmon.

Peones doblados: Un movimiento, dicen los expertos, arriesgado. Como lo fue la serie de Netflix: “Era inesperado que tuviera tanto éxito, pienso. Porque el ajedrez nunca ha sido un deporte de masas”, reconoce Castelao. Él empezó a practicar a los doce años, de la mano de Isidoro de la Fuente. “Fue todo un referente e impulsó el ajedrez en Mieres”, afirma. Lo más innovador de la producción, apunta, es que incluye partidas reales. “Es algo nunca antes visto en el cine. Hay películas en las que se juega al ajedrez, pero ni las partidas ni los comentarios que hacen son razonables”, señala. La partida que cierra la serie se jugó en Biel, Suiza, en el año 1993 (Vassily Ivanchuck contra Patrick Wolff). Bonus track para ajedrecistas: también es la partida que se reproduce en la imagen que acompaña a este reportaje.

En tablas: Son las únicas palabras que pueden decir los ajedrecistas en un juego, para ofrecer un empate ante tableros imposibles. Y en este punto falla la producción de Netflix, aunque Castelao lo justifica: “Creo que hacer a los personajes hablar durante el juego es un recurso para explicar lo que está ocurriendo”, afirma. También patina “Gambito de dama” con la velocidad: “Las partidas se juegan a un ritmo vertiginoso en la serie”.

Medio juego: El momento decisivo en una partida de ajedrez, los movimientos que siguen a la apertura. “En este punto es cuando los ajedrecistas ya dejan la técnica aprendida y comienzan a hacer su juego. Por eso, es muy difícil que dos partidas de ajedrez sean iguales”, explica Castelao. Porque el ajedrez, como muestra la serie “Gambito de dama”, se estudia.

Beth Harmon aprende lo básico con el bedel de un orfanato, luego compra libros para mejorar su técnica. Sorprendente: “Hasta hace poco, había más libros de ajedrez que del resto de deportes juntos”. Los jugadores profesionales, añade Castelao, estudian una media de ocho horas al día. Él llegó a dedicarle al deporte unas seis horas, ahora ya es “un veterano”. Tiene 36 años.

Ataque doble: Un único movimiento en el ajedrez que genera dos amenazas. Como las que tendría Bobby Fischer encima si levantara la cabeza. Porque fue un declarado misógino y antisemita, y en la serie se vería reflejado en la piel y en la voz de Beth Harmon.

Aquí sus paralelismos: los dos con familias desestructuradas, prácticamente autodidactas y haciendo temblar a la escuela soviética con su juego insuperable. El rival de Harmon en la serie –Borgov– es casi una réplica del gran competidor de Fischer en su carrera, Boris Spassky. “En las partidas que jugó Fischer contra él, como ocurre en la serie entre Harmon y Borgov, siempre hubo una carga política. Además, tanto Harmon como Fischer eran peculiares, sirva la moderación. No hubo diagnóstico, al menos no conocido, para sus muy probables trastornos mentales.

Pero Fischer era menos comedido que la protagonista de la serie. En el año 1963, llegó a decir que ganaría a cualquier mujer dejándole un caballo de ventaja. “Eso es una barbaridad”, señala Castelao. Y de aquellos polvos… “actualmente hay pocas chicas en el grupo, nos gustaría recibir más. Creemos que es una cuestión social, que el ajedrez aún está muy masculinizado y hay que cambiarlo. En esto, posiblemente, nos ayude Beth Harmon”. Ojalá, porque se están perdiendo talentos. Para acabar, una pregunta.

–¿Observando su juego en la serie, considera que Beth Harmon podría haber ganado a Fischer?

–Pienso que sí.

Jaque mate.

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