Se proclamaba en una escena de la película “Martín (Hache)” que el mejor psicólogo es un barman dispuesto a pegar la oreja. Cuando también la pegan los parroquianos, la barra se transforma en una suerte de terapia de grupo abierta a todos los que se acerquen a ella. Los bares de la región, como consecuencia de las medidas de control por la pandemia, han estado un tiempo desprovistos de este punto de encuentro, que ahora recuperan. Pese a las reticencias de algunos clientes a la hora de recuperar los antiguos hábitos, los hosteleros confían en que la vuelta a la barra se vaya consolidando con el paso de los días.

Ascensión Verdejo, es la propietaria de “El bar de la esquina”, en Sama, y no oculta su satisfacción por haber podido retomar la actividad en la barra de su negocio. “La barra es algo diferente. Está claro que las tertulias de barra son otra cosa. Una misma, como hostelera, participa mucho más de esa conversación cuando está en la barra que cuando la gente está en una mesa”, relata Verdejo, que resalta la cercanía que ofrece esta parte del establecimiento. “La barra también es muy integradora porque puede llegar un cliente nuevo o que no sea tan habitual y, a los cinco minutos, ya es uno más de esas tertulias a las que me refería antes. Yo creo que la gente se conoce más en la barra. Y también se lee mucho el periódico. Siempre tuve periódicos; nunca he dejado de comprarlos y la gente nunca dejó de leerlos, ni en los primeros meses de la pandemia”.

Esta hostelera langreana esgrime que “está costando recuperar la barra e incluso el interior del bar porque mucha gente sigue quedándose fuera aunque esté frío. Tengo clientes habituales, personas mayores, que vienen un par de días a la semana y no volvieron a entrar dentro ni en invierno. Llevamos pocos días con la barra abierta y esperamos que poco a poco se vaya retomando. Habrá que darle un tiempo”, afirma Verdejo, que añade: “En la hostelería pegamos un bajón muy grande con todo el tema de las limitaciones derivadas de la pandemia y ahora está costando mucho recuperarnos, por mil circunstancias: por el tema económico, los horarios, por el mal tiempo...”.

No obstante, Verdejo insiste en que espera que sea “cuestión de tiempo”. “Hay gente que es muy de barra. Tengo clientes que les costó un mundo sentarse en la mesa porque eran de barra. La barra invita mucho a estar en ella. La gente que está acostumbrada a barra volverá. De hecho están volviendo, pero muy poco a poco”.