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Los Humanitarios vuelven pisando fuerte

Cientos de personas disfrutaron en Moreda del festejo en honor de San Martín, tras un año de parón, pese a que no hubo desfile de carrozas

La puya’l ramu en la plaza de la iglesia de Moreda, llena de gente celebrando San Martín. | D. M.

El costumbrista desfile de los Humanitarios por las calles de Moreda se quedó ayer en parada festiva. No hubo carrozas ni tampoco pasacalles de gaita y tambor, pero al menos la jubilosa celebración regresó con muchos cientos de personas inundando de asturianía la localidad allerana.

Arriba, Loli García, con la roscona , junto a Esperanza del Fueyo.

“¡Viva San Martín, que ye’l nuestru patrón!”. El grito de guerra de la romería de la Sociedad de los Humanitarios de San Martín volvió a escucharse ayer, 11 de noviembre, en Moreda. Tras la suspensión de la fiesta el año pasado por la pandemia, la celebración regresó sin su cita central, el desfile de carrozas, pero manteniendo intacta su alborozada atmósfera.

Los Humanitarios vuelven pisando fuerte

La presidenta del colectivo organizador, Esperanza del Fueyo, no podía disimular la satisfacción. “Lo importante es que volvemos a ver en las calles camaradería, con un reencuentro que emociona. Estamos con un nudo en la garganta viendo este ambiente”.

La misa concluyó al mediodía y a la salida del templo estalló San Martín, con una multitud reunida en la plaza. Los hombres con chaleco, montera y guerra de dengues (prenda exterior de los vestidos de asturiana). Las mujeres con sus mantones (prenda del vestido de allerana). Porque la fiesta de San Martín se vive mejor con el traje tradicional. La pregonera de esta edición, la psicóloga Elena Arnaiz, lucía su traje regional. “Nunca falto a la cita. Esta celebración es muy especial para los alleranos”. Junto a los icónicos cabezudos de San Martín, “Pinón” y “Telva”, Elena Arnaiz reivindicó lo local. “Nuestro pueblo está enclavado en un entorno único. Rebosamos belleza y venimos del trabajo duro”.

La plaza era un hormiguero cuando José Antonio Gutiérrez inició la puya’l ramu. Lo hizo manteniendo viva la herencia de su padre, el popular y recordado Caneco. La fiesta de los Humanitarios nace del sentimiento de solidaridad y fidelidad. Se demuestra casi en cada gesto. Los precios de los panes de escanda oscilaron entre treinta y cincuenta euros. La roscona desencadenó una puja que acabó en los 750 euros. La ganó Loli García: “Lo importante es poder ayudar y me satisface poder colaborar”. Pocos contribuyen como ella, que con la de ayer ya son tres las rosconas que se ha llevado a casa: “Siempre participo y esta no ha sido la vez que más he pagado, ya que llegué a los 1.200 euros”.

Reencuentros

Al final, el desfile de gaita y tambor que estaba previsto celebrarse en Moreda tuvo que suspenderse por un problema de última hora con la autorización. No deslució la fiesta y pocos quisieron darle importancia: “El año que viene, esperamos poder recuperar la carrozas”, apuntó el alcalde, Juan Carlos Iglesias. Aun sin “xanas”, los alleranos se volcaron ayer con los Humanitarios. Muchos de los que están fuera regresaron para reencontrarse con amigos y familiares, como el psicoesteta allerano Ramiro Fernández. Otros necesitaron incluso de avión para llegar a Moreda, como José Álvarez, afincado en Gembloux (Bélgica): “Esto es una maravilla que no nos la podemos perder”.

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