El próximo 22 de junio se cumplen diez años de la “marcha negra”, el símbolo de la resistencia de la última gran huelga minera, una protesta que vino motivada por los recortes a las ayudas a la extracción decididos por el Gobierno que presidía Mariano Rajoy. Los mineros asturianos estallaron. Protestas, enfrentamientos, barricadas, encierros en los pozos, y al final, la gran marcha hasta Madrid. La mitología clásica establecía que el cisne, cuando se sentía desfallecer, entonaba su mejor canto para resistirse a la muerte. La “marcha negra” fue el canto del cisne de la minería española. Ochenta asturianos iniciaron este camino a los que se sumaron las columnas de León y Teruel. Cumplieron su objetivo llegando a Madrid en la noche del 10 de julio, entre una multitud que salió para recibirlos. Al día siguiente, alrededor de cien mil personas reclamaban al Gobierno más vida para el carbón nacional. Pese a todos estos esfuerzos y al apoyo popular recibido, la minería no consiguió alcanzar sus objetivos, y fue desmantelada prácticamente en su totalidad.

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