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Jesús Armando Fernández Natal "Mandi" Nuevo presidente del Montepío de la Minería

“Debemos abrir el Montepío a otros sectores y culminar la modernización”

“Si creyera que haber trabajado con Villa y Postigo fuera a afectar negativamente a la entidad no hubiese aceptado ser presidente”

Jesús Armando Fernández Natal, «Mandi», en su nuevo despacho en la sede del Montepío en Oviedo. | A. Velasco

Jesús Armando Fernández Natal (Mieres, 1958) suma apenas diez días al frente del Montepío de la Minería. Aunque podría parecer poco tiempo, este ingeniero técnico de Minas lleva ya más de un lustro en la cúpula de la entidad, trabajando mano a mano con el anterior presidente, Juan José González Pulgar. De discurso claro en el fondo, pero a veces algo críptico en las formas, Fernández Natal analiza para LA NUEVA ESPAÑA sus planes para los próximos años al frente de la entidad. Abrir el Montepío de la Minería a la captación de mutualistas de otras industrias y culminar el proceso de modernización tecnológica y de instalaciones son los retos principales a los que se enfrenta.

–Primeros días al frente de la mutualidad, ¿cómo ha sido su aterrizaje?

–Más que un aterrizaje fue una continuidad. Nosotros veníamos trabajando ya en los últimos años en equipo con el anterior presidente, dentro de una transición tranquila, y fue acomodarnos a otro tipo de responsabilidades que no teníamos pero que conocíamos.

–Llevaba ya un seis ejercicios trabajando mano a mano con Juan José González Pulgar. ¿Será una transición continuista para el Montepío?

–Lo que está claro es que el Montepío tiene que tener una gestión muy profesional en todos los residenciales que tenemos. Independientemente de que la capacidad y el órgano de gestión sea la Comisión Regional, debemos llevar una gestión muy rigurosa en cada residencial. Y eso solo se consigue con los mejores profesionales en cada momento. Eso es lo que permitirá seguir en la senda de la modernización del Montepío.

–¿Cómo le tanteó el sindicato para convencerle de presidir el Montepío?

–Es un hecho prácticamente sobrevenido. Cuando Juanjo Pulgar comenta que estos puestos de responsabilidad no son permanentes y tienen que tener un fin programado perfectamente, se empezó a trabajar en el relevo y me dijeron que una de las opciones era que yo lo sustituyera. Nunca tuve la ambición de ser presidente del Montepío, pero tampoco rehuí nunca las responsabilidades que me ponían encima de la mesa. Así que vamos a continuar con esa labor de los últimos años.

–¿Cómo valora a su predecesor, Juan José González Pulgar?

–Nos conocemos desde hace muchos años. Ya trabajamos juntos en el pozo San José en el año 1983. Es una persona comprometida socialmente y con un proyecto social como puede ser el del Montepío. Supo encauzar el camino y darle la vuelta a una situación muy complicada de quiebra económica primero y de descrédito social después en la que estaba inmersa la institución. Ha hecho un trabajo serio, riguroso, eficaz y, sobre todo, transparente. Y debo agradecer todo eso.

–¿Y al anterior mandatario, José Antonio Postigo?

–Mire, viendo la situación en la que Juanjo Pulgar cogió al Montepío debe de ser todo lo contrario a lo que acabo de decir.

–Llega con los mejores resultados económicos de la historia del Montepío, ¿cuál es el reto ahora?

–El reto básicamente es consolidar la institución. Y eso conlleva varios frentes. Por un lado, frenar la reducción de mutualistas, que básicamente se produce por bajas vegetativas. Debemos abrirnos a otra sociedad. Y ahí tenemos que incidir mucho. Y la segunda pata es continuar con la modernización del Montepío y los residenciales. No solo a nivel de instalaciones, sino también completar la transformación tecnológica que llevamos haciendo en los últimos años. Tenemos que adaptarnos a la tecnología del hoy en día, no podemos quedarnos atrás. Le pongo un ejemplo: tenemos que tener la capacidad de que una personas pueda reservar en cualquier momento y lugar y pueda conocer las instalaciones del Montepío. Tenemos que estar en contacto constante con nuestros mutualistas y con la sociedad en general.

–La residencia de Felechosa pasó de ser el gran agujero económico de la entidad a estar llena, con lista de espera y grandes beneficios. ¿Cree que se pueden mantener esas cifras?

–Para nosotros, la residencia es algo prioritario. Y a lo que me refiero es a la atención a los residentes, que es nuestro objetivo principal. Los resultados esperemos que sean equilibrados, o tan buenos como el último año, pero lo prioritario es que los usuarios tengan la mejor atención. Ahora mismo el modelo de cuidados se está transformando en el sector de los geriátricos y estamos en ese camino. El criterio que tenemos en la residencia no es el de los resultados económicos, sino que sea referente su atención a los residentes.

–Todavía le quedan varios frentes abiertos en el juzgado y en algunos estamentos de la administración. ¿Se siente confiado en que la entidad pueda llegar a superarlos?

–El primer escollo y más importante era el proceso del Tribunal de Cuentas y con el archivo de la causa se demuestra que no hubo alcance contable por parte de la mutualidad y que la entidad está libre de toda sospecha como institución. Otra cosa es lo que pase una vez que se inicie el juicio oral por el caso Hulla, pendiente de una prueba pericial. Aunque todo hace indicar que se retrasará al menos otros tres meses. Lo que está claro es que nosotros nos hemos presentado como acusación particular porque una cuestión es la institución y otra los actos de las personas que dirigían el Montepío.

–Es imposible desligar las figuras de Villa y Postigo de la situación actual del Montepío con la justicia. Y tampoco que usted formó parte de las ejecutivas del SOMA junto a ambos. ¿Cree que puede pesar negativamente su cercanía sindical a ellos?

–Si creyera que eso fuera a pesar no estaría aquí. Cada uno tienes sus responsabilidades y una trayectoria, y un comportamiento a lo largo de su vida político-sindical. Y con una claridad meridiana le digo que si eso hubiera podido influir ni me hubiera planteado estar aquí. Y si alguien me lo hubiera planteado, no hubiera aceptado. Lo que está claro es que lo que algunos calificaron como una “decepción colectiva” cuando estalló el caso Villa, para lo que sirvió fue para desprestigiar a las organizaciones sindicales e incluso a esta mutualidad. Pero también hay que hacer otra lectura: el trabajo del equipo que ahora dirige José Luis Alperi o el que hizo Juanjo Pulgar en el Montepío demuestran que cuando hay una organización fuerte y sólida, más allá del daño que le puedan hacer las personas, la organización se mantiene fuerte.

Jesus Armando Fernandez Natal, durante la entrevista. A. Velasco

–¿Recuerda cómo reaccionó cuando se enteró de la regularización fiscal de Villa y Postigo?

–Hace mucho tiempo de ello, pero le puedo decir que con indignación. Cuando alguien se entera de que una persona hizo una regularización fiscal, que va en contra que los criterios que siempre mantuviste y defendiste en tu vida sindical y política, lo que te genera es una profunda indignación.

–¿Cree que el Montepío todavía puede recibir los más de tres millones de fondos mineros que le quedan pendientes de cobro por la construcción del geriátrico?

–Nosotros desde luego vamos a defender los intereses de los mutualistas. Y defenderemos lo mejor para la entidad y sus abonados.

–¿Qué supondría para la economía de la mutua el ingreso de esos más de tres millones?

–Sería un enorme balón de oxígeno. Tenga en cuenta que buena parte de los créditos que se están pagando están directamente relacionados con la financiación de la última fase de la residencia geriátrica de Felechosa.

–Comentaba Juan José González Pulgar días atrás que el futuro del Montepío de la Minería pasa por abrirse a otras industrias. ¿Cree acertado ese paso?

–Nosotros vamos a intentar dar una visión de futuro al Montepío y eso pasa por abrirlo a otros sectores de actividad. El ejemplo está en que los socios protectores representan a otros sectores diferentes a la minería, y desde luego que en ese ámbito es en el que nos tenemos que mover para ampliar la participación. No hay otra salida que abrirse a otros sectores de actividad, en este caso industrial, para poder fortalecer la mutualidad y poder tener un músculo que nos permita seguir adelante.

–Comienza la temporada de verano para sus residenciales de Murcia y Almería y para el Balneario de Ledesma, ¿Cómo está la ocupación?

–Hay que ver de donde venimos, con los dos últimos años muy malos. En Roquetas de Mar estamos en un cuatro por ciento más que en 2021, y en Los Alcázares un 8 por ciento más. En Ledesma no es comparable porque estábamos cerrados, pero tenemos un 47 por ciento de ocupación que no está mal. Pero hay que tener en cuenta que frente al «boom» vacacional que preveían algunos, las cifras están siendo más moderadas, especialmente por los incrementos de los precios de los hoteles. Nosotros vamos a mantener nuestros precios para los mutualistas y convenios. Quizá eso nos lleve a que los resultados económicos no sean todo lo buenos que se podría prever antes de estallar la guerra de Ucrania. Las perspectivas de julio y agosto en los tres residenciales son buenas, pero nos preocupa que podamos tener dificultades en Ledesma a partir de ahí. El programa termal del Imserso no está tan bien como otros años y a partir de septiembre apenas hay reservas que nos permitan soportar una apertura sin costes. Estamos trabajando para ver cómo podemos completar esa ocupación para llegar con un mínimo para equilibrar los costes.

–Haga un ejercicio de imaginación… ¿Cómo vislumbra la mutualidad cuando acabe este mandato, dentro de tres años?

–Espero verlo consolidado en todos sus ámbitos. Pero cuando digo consolidado, no digo estancado, sino en un camino progresivo y continuo de modernización. Que podamos incluir nuevos mutualistas de otros ámbitos y que en los ámbitos residenciales podamos estar al nivel que deben de tener dentro de tres años, tanto en la parte tecnológica y de redes sociales, como en la parte de las instalaciones. Y que estemos presentes en la sociedad. Porque aunque el Montepío no tenga una calificación de entidad de utilidad pública, esa es nuestra vocación. Desde luego con prioridad para los mutualistas, pero también con el ánimo de estar presente en la sociedad.

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