La maldición del "parador fantasma" de Pajares: los propietarios rechazan la subvención para arreglar las habitaciones

El establecimiento hotelero de Pajares, que construyó Franco en los sesenta, no consigue despegar pese a tener la cafetería funcionando

El parador de Pajares, con el horario para acceder al mirador.

El parador de Pajares, con el horario para acceder al mirador. / C. M. Basteiro

Pintaba bien sobre el papel. En 1960, la Dirección General de Regiones Devastadas de la dictadura franquista propuso la construcción de un gran parador en el alto de Pajares. Estaba llamado a dinamizar la zona y a aprovechar al máximo la estación de Valgrande-Pajares, que llevaba cerca de un lustro funcionando.

Y lo consiguió, pero por poco tiempo. Tras unos años de esplendor, a principios de los setenta del pasado siglo, el parador cayó en desgracia. Empezaron a sucederse los cierres intermitentes, alquileres fallidos y dejó de ser rentable. Estuvo cerrado durante tanto tiempo que, popularmente, se le denominó "el parador fantasma de Franco". Hace ocho años, una empresa de inversiones lo compró y terminó por "revenderlo" a la cadena "Élite Hotels". Se anunció un proyecto de altura, que en poco se ha quedado -de momento-: solo funciona la cafetería y los propietarios acaban de rechazar la subvención para arreglar las habitaciones.

Parece la "maldición" de este parador "fantasma". Una cadena de infortunios para los que las fuentes consltadas, entre ellas antiguos gestores del inmueble, encuentran una explicación: "A medida que fueron surgiendo los problemas, cuando empezaron los cierres intermitentes, se descuidó el cuidado y el mantenimiento del edificio".

El primer cierre fue muy lejos en el tiempo. Era el año 1979. Aunque el parador parecía funcionar muy bien en invierno, los veranos eran largos y con muchas habitaciones cerradas. El inmueble tiene 33 habitaciones, la mayoría dobles. "Para la época resultaba demasiado grande y era difícil de gestionar", apuntaron las mismas fuentes a este diario.

Hubo intentos. El establecimiento fue alquilándose de forma intermitente en los años siguientes, pero sin despegar del todo. Con la llegada del nuevo siglo, los problemas del parador de Pajares se multiplicaron. Si bien conserva popularmente el nombre, fue excluido de la red nacional de paradores hace ya décadas. Y, tras años con el candado en la puerta, empezó el vandalismo. Hubo "okupas" una temporada, los cristales de las ventanas desaparecieron y las fachadas se llenaron de pintadas.

El Ministerio de Hacienda, entonces propietario del edificio, dio un golpe sobre la mesa. Pero no el que todos esperaban. A lo largo de los años, el Ayuntamiento de Lena había solicitado en múltiples ocasiones que se cediera el establecimiento para repararlo con fondos mineros. En cambio, el Ejecutivo central decidió sacarlo a subasta pública. "Este fue, desde nuestro punto de vista, el peor error en toda la historia del parador", apuntan fuentes municipales.

Subastas

El parador de Pajares no parecía tener "pretendientes". Hubo hasta cuatro subastas públicas, hasta que una empresa de inversiones inmobiliarias lo adquirió. Se adjudicó en menos de medio millón de euros. En un primer momento, la empresa propietaria anunció proyectos: un hotel con spa, unos apartahoteles para invierno y verano, un hotel de lujo... ninguno salió adelante. Eso sí: acometió una reforma importante en el edificio, que incluyó el cambio de la cubierta, una obra que asegura, al menos, una mejor conservación del inmueble.

El parador, que entonces llevaba ya tres lustros sin actividad, encontró un nuevo comprador. Y había corazón en la historia: responsables de una cadena hotelera de Menorca se hicieron con el parador porque tenían recuerdos de las paradas que hacían todos los veranos cuando llegaban a Asturias desde la Meseta. También se anunció un "gran proyecto", que incluía el spa y otros servicios para dinamizar el entorno en invierno y verano.

Pero, de momento, no ha sido así. En 2017, poco después de la adquisición, se abrió la cafetería. Se han hecho ya varios anuncios sobre la apertura de habitaciones, ninguno se ha cumplido. Según ha podido saber este diario, los propietarios han rechazado optar a una ayuda concedida de los fondos Leader para este fin.

Este verano, además, las instalaciones generaron polémica. Los dueños han decidido cerrar a los clientes de la cafetería el emblemático mirador que, durante décadas, ha sido lugar de parada casi obligada para los que llegan a Asturias en coche. Si bien los propietarios del parador son también dueños del mirador y pueden cerrarlo, fue tomado como una "patada a la tradición" por muchos turistas que llegan desde la Meseta.

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