Un colegio distinto cada mañana, circo por la tarde: así es la vida de Diego Mietitore, artista circense ambulante de ocho años

El niño y sus dos hermanos menores recorren España y otros países europeos con el Circo Coliseo y van a una escuela diferente cada semana: "No distinguen etnias ni nacionalidades, para ellos solo hay amigos", afirma su madre

Diego Mietitore, caracterizado para el espectáculo.

Diego Mietitore, caracterizado para el espectáculo. / Circo Coliseo

Coge cada mañana su mochila y la llena de libros, va al cole. Por las tardes, abre el neceser en el que viven sus sueños. Un estuche lleno de pinturas. Se dibuja una estrella debajo del ojo derecho, una boca enorme. Sonríe al espejo, eso es lo que realmente le hace feliz.

Con ustedes, Diego Mietitore. Por las mañanas escolar, por las tardes artista de circo. Tiene ocho años y dos hermanos, Ashley (3 años) y Bryan (5 años). Junto a su familia, viajan con el Circo Coliseo por España y por el mundo. Como solo hay tres menores, no tienen escuela ambulante. Así que cada semana van a un "cole" nuevo. Estos días, estuvieron en el Teodoro Cuesta de Mieres. Su historia es para no perdérsela. Pasen y lean.

Empieza por Desiré Rodríguez, la madre de los pequeños. Una mujer menuda y llena de historias, las que atesora tras más de cuarenta años dedicada al espectáculo. "Yo nací en un viaje, siempre he vivido en el circo", sonríe. Cuando era más joven, viajó por todo el mundo. De espectáculo en espectáculo; de acrobacia en malabar. A los cuarenta, quiso ser madre. "Supe que sería un cambio muy grande; pero quería tener hijos. Así que tuve que renunciar a largos viajes y a estar muy lejos de casa, pero sin dejar de hacer lo que más me gusta. Sin dejar mi vida, el circo".

Los pequeños con Desiré Rodríguez y Juan Miguel Molinero, en el Teodoro Cuesta.

Los pequeños con Desiré Rodríguez y Juan Miguel Molinero, en el Teodoro Cuesta. / C. M. Basteiro

Diego nació en Italia. A Bryan le vieron la carita por primera vez en Badajoz. Ashley llegó en Linares. El mayor habla italiano, español y portugués. Bryan, español e italiano. Atención a Ashley, con solo tres años: español, italiano, ruso, portugués e inglés. "Tienen una vida distinta, conocen a mucha gente. Para ellos no hay etnias, idiomas o nacionalidades. Para ellos hay niños, hay amigos", apunta la madre.

Que lo cuente Diego, mejor. Sale un momento de la clase de asturiano, la familia decidió que era una buena idea que el chaval se acercara a la llingua para que siga enriqueciendo su mundo tan grande. "Este cole es genial, es muy especial. Me han recibido todos muy bien y he jugado mucho. He hecho muchos amigos". Se lleva, para siempre, su amistad con Mateo -uno de sus mejores amigos en Mieres-. También recordará siempre "lo bien que lo pasé cuando jugué con Lucas".

Le gusta ir a clase, afirma. Pero es que el circo le encanta. "Ya sé hacer malabares. Quiero aprender el monociclo, quiero dedicarme al circo". De hecho, es parte importante en el Circo Coliseo. El espectáculo pasó estos días por Mieres con el reclamo del último "hombre bala" de España (Kevin de la Torre). Diego actúa en el show con su padre, mejor no desvelar mucho de su interpretación para no hacer "spoiler". Es seguro que se reirán y disfrutarán de su hacer en el escenario, porque el chaval pone todo el corazón.

Estudios

Su madre interviene aquí: "Sabemos que lo que más le gusta a Diego es el circo, que quiere que sea su vida. Pero queremos que no desatienda los estudios, primero formarse y después ya tomará la decisión que corresponda", apunta Desiré Rodríguez. Es casi la hora de irse, tienen ensayo. Pero Desiré no quiere despedirse antes de agradecer "el estupendo recibimiento que hemos tenido en este cole. Tanto Juan Miguel Molinero (director) como Encarnación Roche (docente) nos abrieron las puertas y los brazos en cuanto llegamos".

"El placer ha sido nuestro", apunta Molinero, jugando con Ashley antes de que se vayan. Afirma el director del Teodoro Cuesta que el paso de los alumnos por el centro "ha enriquecido a todo el alumnado". "Se integraron perfectamente", matiza. Tanto, que regalaron descuentos para el espectáculo a todos sus compañeros de clase para que fueran a ver el circo.

Diego corre hacia el coche de su padre. No puede esperar más. Está deseando llegar al circo, abrir su estuche. Agarrar los colores, pintarse y vivir su sueño.

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