En la selva peruana y a siete horas en bote de la ciudad más cercana: así es el próximo destino del único misionero laico asturiano

El mierense Alfonso Pombo viajará a la Amazonía peruana para prestar apoyo a los habitantes de la comunidad de Tacsha-Curaray

Alfonso Pombo, en su anterior misión en Honduras.

Alfonso Pombo, en su anterior misión en Honduras. / LNE

Miguel Á. Gutiérrez

Alfonso Pombo (Mieres, 1976) apura los últimos días en Asturias antes de partir hacia Tacsha-Curaray, un recóndito núcleo en plena selva de la Amazonía peruana al que solo se llega tras horas de navegación fluvial en bote, por la sencilla razón de que no hay carreteras. Allí le espera una comunidad cristiana con 1.200 fieles a los que prestará apoyo, realizando tareas tanto de cooperante como de evangelización. También le aguardan treinta grados de temperatura, una elevada humedad, serpientes, caimanes, arañas y mosquitos, muchos mosquitos. Pombo pasará allí los próximos tres años (meses atrás regresó de otra experiencia similar en Honduras), enviado por la diócesis de Oviedo en calidad de misionero seglar, el único existente actualmente en la región. El reto no le asusta. "Los misioneros no somos superhéroes. Mi misión es de presencia y de acompañar, de compartir la fe y la vida con la comunidad de allí", explica.

Cuesta imaginar hoy en día al Pombo de hace un par de décadas cuando, recién acabados sus estudios de Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo, residía en Madrid y se ponía la corbata cada mañana para ir a trabajar a la empresa de consultoría informática en la que estaba empleado. La cosa no duró mucho, apenas año y medio, porque la inquietud de ayudar a los demás ya le venía de joven. "Provengo de una familia en la que mis padres nos educaron a mis hermanos y a mí en la fe. Dentro del ambiente parroquial contactaba con misioneros que venían y te contaban lo que hacían. Y eso quedó grabado ahí".

Alfonso Pombo.

Alfonso Pombo. / Fernando Rodríguez

Tras finalizar sus estudios y con una trayectoria laboral aún incipiente, decidió colgar el portátil y la corbata. "Desde muy pronto vi que aquello no era lo mío, no sentía que me pudiera realizar como persona. Ya sentía la llamada del Señor y sabía que, cuanto más siguiera en aquel trabajo, más me iba a costar salir". Le surgió la oportunidad de ir durante un año a Bolivia como cooperante y aquello lo transformó todo: "Al volver, mi enfoque vital cambió radicalmente y ya tenía claro que quería dedicarme al área social y de acompañamiento a personas".

Honduras

Encontró trabajo como educador social en Gijón en la Fundación Siloé, en la que antes había estado como voluntario. Fueron quince años. "En vacaciones aprovechaba para visitar a algún amigo misionero y pude estar en Brasil, en Guatemala, en un campo de refugiados en Grecia, en Palestina... Ese gusanillo de las misiones siempre estaba ahí hasta que sentí que tenía que comprometerme con una experiencia más en serio a esa llamada que el Señor me hacía". Se puso en contacto con Pedro Tardón, delegado de Misiones de la diócesis de Oviedo, y fue enviado como misionero seglar a Honduras durante tres años, para ayudar a la formación de jóvenes de comunidades rurales.  

Ahora, Pombo será enviado como misionero laico a Perú, de nuevo por la diócesis de Oviedo, por otro período de tres años. Pese a cerrar el pasado año su misión permanente en Benín, la diócesis asturiana sigue presente en otros destinos con la labor de sus misioneros, a los que ahora se sumará Pombo.

"Iré para atender un puesto de misión de un vicariato de la Amazonía peruana. Se trata de una comunidad de la iglesia católica que lleva trece años sin la presencia de ningún misionero con ellos. Está un poco debilitada y necesita que alguien esté con ellos y les avive en la vida de fe", argumenta el misionero mierense, que detalla cuál será su labor: "Tendré una responsabilidad en el ámbito pastoral como la celebración de la palabra, la catequesis, la preparación para los sacramentos, el acompañamiento a las familias de los difuntos... Y luego está la parte más de cooperación, apoyando en todas las necesidades que a nivel social puedan presentarse". Como ocurrió durante su estancia en Honduras, la diócesis de Oviedo tratará de prestar apoyo económico para solventar algunos de esos problemas. "En mi destino anterior la delegación de Misiones respondió de forma muy generosa. La diócesis está detrás de mí y eso me da un gran respaldo".

El vicariato de San José del Amazonas está en el noreste de Perú, en la frontera con Colombia, Ecuador y Brasil. "No hay carreteras y toda la comunicación es fluvial, a través de los ríos. Es una zona muy apartada y la más empobrecida del país", relata Pombo. La comunidad a la que prestará apoyo está en la ribera del río Napo, afluente el Amazonas: "Hay problemas por la explotación ilegal de la selva por la tala del bosque, hay minas ilegales de oro que contaminan los ríos, plantaciones de hoja de coca y mucho tráfico de personas".

La zona de la Amazonía peruana a la que viajará Alfonso Pombo.

La zona de la Amazonía peruana a la que viajará Alfonso Pombo. / LNE

En la zona ya no hay "guerrillas activas como antes, pero hay intereses de multinacionales y el narco que se está extendiendo, por lo que hay que tener cuidado. Es un poco como el salvaje Oeste porque el Estado no llega como debería e impera la ley del más fuerte", expone el misionero mierense, que añade: "Según lo que nos cuentan, hay que ir con cuidado porque los narcotraficantes no se andan con chiquitas. Si alguien les molesta, lo mandan asesinar y ya está".

La comunidad de Tacsha-Curaray está a siete horas en bote de Iquitos, la población urbana cercana más importante que hay. La economía de las familias "es básicamente de subsistencia" y se suelen dedicar a la pesca y al cultivo de yuca y plátano. "Ahora están tratando de que se les reconozca como comunidad nativa porque eso les daría una serie de derechos y ese es uno de los procesos con los que queremos ayudar. Hay una empresa que lleva 20 años explotando la selva y existen zonas en las que se impide a la comunidad acceder al bosque para poder cazar o cortar un árbol para hacer una casa. Y existe un problema serio de desnutrición infantil".

El próximo viernes, Pombo volará hasta Perú para iniciar su misión. Allí le esperan con impaciencia los habitantes de Tacsha-Curaray. "Llevan trece años sin acompañamiento y demandan que alguien esté con ellos", concluye.

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