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Desde mi Mieres del Camino

Alfonso Camín, genio y figura en el teatro Capitol

La Asociación Cultural "Amigos de Mieres" y el homenaje rendido al poeta asturiano al regresar del exilio

Quizá pueda ocurrir que las cifras y fechas bailen en la memoria de forma y manera que no sea posible controlarlas, pero creo entender que fue por los albores del año 1968 cuando un suave viento libertario reunió en cónclave decisorio a una serie de inquietudes que venía pululando por los ambientes mierenses, desde una perspectiva de pensamiento de revolucionario en forma de rechazo a las por entonces formas de vida. Era lo lógico cuando el impulso total español navegaba hacia un leve, muy leve aperturismo exigible por vía histórica, después de treinta años de dictadura franquista.

Y en los bajos de un edificio de la calle Aller, tras un pequeño indicio en Doce de Octubre, nació la Asociación Cultural "Amigos de Mieres" con sello oficial dispuesto a las actividades de ese tipo y otras de parecidas características, visibles y viables en la nueva ley de asociaciones que había parido el flamante ministro de información y turismo Manuel Fraga Iribarne. Lo que se podía presumir y se manejaba en las entretelas de los mentideros locales era que tras la cortina real, que no tenía nada de humo, también se escondía una corriente rebelde en pos de rastros de libertad, algo que se veía venir como pequeño riachuelo que, por mil recovecos, busca su encuentro con el mar.

De principio se entremezclaba tendencias lógicas de movimientos más bien clandestinos, desde frentes perfectamente localizados, como era el Partido Socialista y el Partido Comunista, ambos, puede decirse, con buena dosis de comunión, pero, transcurrido un determinado tiempo, aparecieron lances concretos que se decantaba hacía las bases de la formación que, por aquella lideraba Santiago Carrillo.

Indudablemente fue una historia escrita a golpe de dificultad la que condujo el rumbo, ya con cierta consistencia, tanto hacia la culminación de programas específicos en torno a la cultura como el deporte y similares, a la vez que se tejía una red de factores específicos encaminados a la clara apertura de ideas en favor de la libertad democrática de España. De la mano del matrimonio formado por María Luisa Alvarez Llorente y José Quiroga, encargados del bar y control del centro, más unos cuantos presidentes "Amigos de Mieres" tomó el rumbo que marcaba las intenciones colectivas de sus promotores. Fueron máximos dirigentes de cierta significación, entre otros, el catedrático Pin Torres, el más carismático y controvertido ante el poder, el facultativo de minas, Florentino Prieto Ordiales, de más largo recorrido, y la primera y única mujer, Clementina Carreño.

La plataforma ciudadana había levantado sarpullidos puesto que, a unos años vista del final de franquismo, los puentes definitivos tendidos a favor de un aperturismo quedaba aún muy lejos y el diario desarrollo de las actividades en la Asociación, eran seguidos por las fuerzas de orden público, por los estamentos oficiales del mantenimiento dictatorial, con plena dedicación y a golpe de lupa, hasta el punto de sufrir ciertas consecuencias, para algunos de sus promotores, e incluso el cierre temporal de toda actividad. Sin duda alguna la presencia e incidencia de "Amigos de Mieres" en el contexto local y asturiano tiene tela para una amplia exposición de hechos, andaduras, metas y consecuencias que el libro de Paco Faraldo dedicado a la Asociación, relata con toda minuciosidad. La dedicación de hoy, en el habitual espacio de LA NUEVA ESPAÑA, va a limitarse en torno a un hecho que tuvo gran trascendencia por la pugna desatada entre la plataforma y el poder establecido que, por fortuna, se decantó en favor de los primeros, aunque con frenos y cortafuegos: el homenaje previsto en torno a la figura del poeta asturiano Alfonso Camín, el 13 de junio de 1969, recientemente retornado de su destierro político en Cuba y Méjico. El acto tenía el fin de recaudar fondos para mitigar su precaria situación económica (recaudándose 30.000 pesetas), por su estado de salud delicado y su rehabilitación personal y literaria.

A primera vista era indudable que el acto llevaba una buena carga de contenido cultural, dada la extensa obra del poeta. Y como primera medida las autoridades del régimen dictaron la lógica autorización, estableciéndose, como sede de su desarrollo, dada la trascendencia y personalidad del homenajeado, el teatro Capitol como forum de lógica exigencia. Y se puso en marcha la máquina preliminar de su organización, abonada públicamente por algunas noticias aparecidas en medios informativos de cierto tinte aperturista.

Pero surgió la sorpresa cuando, desde la sede del Gobierno Civil de Asturias, partió la contraofensiva de una prohibición total contra la celebración del acto, produciéndose un fuerte tira y afloja entre ambos frentes, con presencia exigible de organizadores y algún que otro informador local, en la sede policial de la villa, hasta que, dada la resonancia que había alcanzado el asunto y filtrados ciertos tonos que se consideraban más o menos perniciosos, la intervención del mierense Jaime Huelga, de ideología cercana al franquismo, ajeno a la Asociación y al equipo organizativo, pero abonada por la firme decisión de que solamente se trataría de exaltar la figura literaria del homenajeado y su fin de recaudar fondos, dejó establecida la facultad de una celebración que fue seguida con el máximo control policial ante posibles injerencias. Y

Alfonso Camín, visiblemente sorprendido y hasta emocionado, ocupó cátedra en el escenario del Teatro Capitol, donde recibió plácemes y alabanzas sobre su figura y obra, incluso obsequios materiales. Posteriormente, sería distinguido con los títulos de "Poeta de Asturias" e "Hijo Predilecto" del Principado.

La trayectoria de "Amigos de Mieres" siguió su rumbo por mil vericuetos y saltos al vacío, hasta que, pasado el lance del 20 de noviembre de 1975 y los acontecimientos posteriores dieron rienda suelta a las inquietudes políticas de sus iniciadores y mantenedores. Tal situación y después de unos pocos años, puso punto final a su andadura, en 1991, dejando, como heredera de sus inquietudes, a la emisora Radio Parpayuela, esa que, precisamente, acaba de cerrar sus puertas. Pero, ese es otro cantar, de abono para próximas exposiciones.

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